Null JANKELÉVITCH (Vladimir). 
Notas autógrafas. 10 ff. De los cuales 9 en-4 y u…
Descripción

JANKELÉVITCH (Vladimir). Notas autógrafas. 10 ff. de los cuales 9 en-4 y uno en-8; una de las hojas está totalmente tachada pero legible; falta texto en 2 de las hojas, una deshilachada, la otra con un desgarrón marginal. NOTAS PREPARATOIRES A SON TRAITE LA MORT, publicado en 1966 por Flammarion. "Es dudoso que el problema de la muerte sea propiamente un problema filosófico. Si consideramos este problema objetivamente y desde un punto de vista general, apenas podemos ver lo que podría ser una 'metafísica' de la muerte; pero por otro lado podemos imaginarnos bien una 'física' de la muerte, - ya sea esta física biología o medicina, sociología o demografía: la muerte es un fenómeno biológico como el nacimiento, la pubertad y el envejecimiento; la mortalidad es un fenómeno social del mismo modo que la natalidad, la nupcialidad o la criminalidad. Para el médico, el fenómeno letal es un fenómeno determinable y previsible, según la especie considerada, según la duración media de la vida y las condiciones generales del medio ambiente. Desde el punto de vista legal y jurídico, la muerte es un fenómeno igual de natural: en los ayuntamientos, la oficina de defunciones es una oficina como otra cualquiera, y una subdivisión del registro civil, igual que las oficinas de nacimientos y matrimonios; y la funeraria es un servicio municipal, ni más ni menos que el departamento de carreteras, los jardines públicos o las escuelas. La población aumenta por los nacimientos y disminuye por las defunciones: no hay misterio en ello, sino simplemente una ley natural y un fenómeno empírico normal al que la impersonalidad de las estadísticas y los promedios quita todo rastro de tragedia. Esta es la forma tranquilizadora y muy burguesa en que Tolstoi, al comienzo de una famosa novela, contempla la muerte de Iván Ilich: esta muerte no es sólo la dolorosa muerte de Iván Ilich, sino también la muerte del magistrado Iván xxx, un acontecimiento administrativo banal y abstracto que, como una simple jubilación, desencadena una cascada de nombramientos, traslados y ascensos. La muerte de un magistrado es, ante todo, un acontecimiento judicial; luego es una tragedia familiar y una desgracia privada. Las generalizaciones cosmológicas, por una parte, y la reflexión racional, por otra, tienden a conceptualizar la muerte, a reducir su importancia metafísica, a convertir esta tragedia en un simple fenómeno parcial. La muerte no es un juicio final, un cataclismo teológico que, como el "fin del mundo", golpearía a todos los seres vivos a la vez; e incluso si todos los seres humanos desaparecieran a la vez, quedaría la posibilidad de que la humanidad viva representara una especie dentro de un género infinitamente más amplio: ¿por qué unos seres desconocidos, dispersos por los universos, no sobrevivirían a los vivos de aquí abajo? De hecho, LA MUERTE NO ES NUNCA EL NO SER DEL SER TOTAL, SINO EL NO SER DE UN SER PARTICULAR; LA MUERTE NO ES LA NADA EMPÍRICA, SINO UNA DESAPARICIÓN SINGULAR, determinada por coordenadas circunstanciales: alguien y en algún lugar, fulano de tal en tal minuto. Porque se trata de la muerte de alguien. Un lugar queda súbitamente vacío, del mismo modo que una silla queda vacante por la defección de la persona que debía ocuparla. Además, si la muerte no es realmente, para la experiencia exterior, una nihilización radical, cualquier vacío se llena tan pronto como se excava; tal es la trama de los fenómenos percibidos que Bergson nos describe: en la plenitud de este continuo, a veces hay sustitución o reemplazo, pero nunca hay vacíos...". RARO EN MANOS PRIVADAS, casi todos los manuscritos del filósofo han sido depositados en la BnF.

89 

JANKELÉVITCH (Vladimir). Notas autógrafas. 10 ff. de los cuales 9 en-4 y uno en-8; una de las hojas está totalmente tachada pero legible; falta texto en 2 de las hojas, una deshilachada, la otra con un desgarrón marginal. NOTAS PREPARATOIRES A SON TRAITE LA MORT, publicado en 1966 por Flammarion. "Es dudoso que el problema de la muerte sea propiamente un problema filosófico. Si consideramos este problema objetivamente y desde un punto de vista general, apenas podemos ver lo que podría ser una 'metafísica' de la muerte; pero por otro lado podemos imaginarnos bien una 'física' de la muerte, - ya sea esta física biología o medicina, sociología o demografía: la muerte es un fenómeno biológico como el nacimiento, la pubertad y el envejecimiento; la mortalidad es un fenómeno social del mismo modo que la natalidad, la nupcialidad o la criminalidad. Para el médico, el fenómeno letal es un fenómeno determinable y previsible, según la especie considerada, según la duración media de la vida y las condiciones generales del medio ambiente. Desde el punto de vista legal y jurídico, la muerte es un fenómeno igual de natural: en los ayuntamientos, la oficina de defunciones es una oficina como otra cualquiera, y una subdivisión del registro civil, igual que las oficinas de nacimientos y matrimonios; y la funeraria es un servicio municipal, ni más ni menos que el departamento de carreteras, los jardines públicos o las escuelas. La población aumenta por los nacimientos y disminuye por las defunciones: no hay misterio en ello, sino simplemente una ley natural y un fenómeno empírico normal al que la impersonalidad de las estadísticas y los promedios quita todo rastro de tragedia. Esta es la forma tranquilizadora y muy burguesa en que Tolstoi, al comienzo de una famosa novela, contempla la muerte de Iván Ilich: esta muerte no es sólo la dolorosa muerte de Iván Ilich, sino también la muerte del magistrado Iván xxx, un acontecimiento administrativo banal y abstracto que, como una simple jubilación, desencadena una cascada de nombramientos, traslados y ascensos. La muerte de un magistrado es, ante todo, un acontecimiento judicial; luego es una tragedia familiar y una desgracia privada. Las generalizaciones cosmológicas, por una parte, y la reflexión racional, por otra, tienden a conceptualizar la muerte, a reducir su importancia metafísica, a convertir esta tragedia en un simple fenómeno parcial. La muerte no es un juicio final, un cataclismo teológico que, como el "fin del mundo", golpearía a todos los seres vivos a la vez; e incluso si todos los seres humanos desaparecieran a la vez, quedaría la posibilidad de que la humanidad viva representara una especie dentro de un género infinitamente más amplio: ¿por qué unos seres desconocidos, dispersos por los universos, no sobrevivirían a los vivos de aquí abajo? De hecho, LA MUERTE NO ES NUNCA EL NO SER DEL SER TOTAL, SINO EL NO SER DE UN SER PARTICULAR; LA MUERTE NO ES LA NADA EMPÍRICA, SINO UNA DESAPARICIÓN SINGULAR, determinada por coordenadas circunstanciales: alguien y en algún lugar, fulano de tal en tal minuto. Porque se trata de la muerte de alguien. Un lugar queda súbitamente vacío, del mismo modo que una silla queda vacante por la defección de la persona que debía ocuparla. Además, si la muerte no es realmente, para la experiencia exterior, una nihilización radical, cualquier vacío se llena tan pronto como se excava; tal es la trama de los fenómenos percibidos que Bergson nos describe: en la plenitud de este continuo, a veces hay sustitución o reemplazo, pero nunca hay vacíos...". RARO EN MANOS PRIVADAS, casi todos los manuscritos del filósofo han sido depositados en la BnF.

Las pujas estan cerradas para este lote. Ver los resultados