Null Escuela alemana; siglo XV.

"Memento Mori".

Madera tallada y policromada.
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Descripción

Escuela alemana; siglo XV. "Memento Mori". Madera tallada y policromada. Presenta restauraciones. Medidas: 17 x 36 x 12 cm. Escultura redonda en la que podemos apreciar la figura de un niño pequeño de volúmenes delicados y redondeados, apoyado sobre una calavera. El autor consigue crear un gran impacto en el espectador al combinar la presencia de un infante con la de la calavera, que representa la muerte. Muestra así una escultura en la que confluyen el concepto de la vida, que duerme plácidamente apoyada en la muerte sin ser consciente de ello, y cómo el peligro acecha desde la más tierna infancia. Esta escultura forma parte del género de las vanidades, tan importante para él. La fugacidad de la vida era uno de los temas que más preocupaban a los artistas barrocos. Las vanidades denunciaban la relatividad del conocimiento y la vanidad del género humano sometido al paso del tiempo y a la muerte. Su título y su concepción están relacionados con un pasaje del Eclesiastés: "vanitas vanitatum omnia vanitas" ("vanidad de vanidades, todo es vanidad"). Como en el resto de Europa, la escultura desempeñó un papel importante en Alemania durante el siglo XVII. Apareció en espacios públicos, en palacios y residencias privadas, en iglesias y catedrales, edificios gubernamentales, etc., y también reflejó una gran variedad de temas, desde héroes religiosos, mitológicos e históricos tradicionales hasta personajes famosos, estadistas, etc. Formalmente, son obras de composiciones muy libres, marcadas siempre por su dinamismo y por una marcada tendencia a la inestabilidad en la representación, en consonancia con el gusto por la línea curva tan típicamente barroco. Por ello, las figuras, como vemos aquí, se caracterizan por amplios pliegues, gestos o composiciones teatrales, ruptura de la frontalidad compositiva, líneas dinámicas determinadas por la anatomía y el movimiento, etc.

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Escuela alemana; siglo XV. "Memento Mori". Madera tallada y policromada. Presenta restauraciones. Medidas: 17 x 36 x 12 cm. Escultura redonda en la que podemos apreciar la figura de un niño pequeño de volúmenes delicados y redondeados, apoyado sobre una calavera. El autor consigue crear un gran impacto en el espectador al combinar la presencia de un infante con la de la calavera, que representa la muerte. Muestra así una escultura en la que confluyen el concepto de la vida, que duerme plácidamente apoyada en la muerte sin ser consciente de ello, y cómo el peligro acecha desde la más tierna infancia. Esta escultura forma parte del género de las vanidades, tan importante para él. La fugacidad de la vida era uno de los temas que más preocupaban a los artistas barrocos. Las vanidades denunciaban la relatividad del conocimiento y la vanidad del género humano sometido al paso del tiempo y a la muerte. Su título y su concepción están relacionados con un pasaje del Eclesiastés: "vanitas vanitatum omnia vanitas" ("vanidad de vanidades, todo es vanidad"). Como en el resto de Europa, la escultura desempeñó un papel importante en Alemania durante el siglo XVII. Apareció en espacios públicos, en palacios y residencias privadas, en iglesias y catedrales, edificios gubernamentales, etc., y también reflejó una gran variedad de temas, desde héroes religiosos, mitológicos e históricos tradicionales hasta personajes famosos, estadistas, etc. Formalmente, son obras de composiciones muy libres, marcadas siempre por su dinamismo y por una marcada tendencia a la inestabilidad en la representación, en consonancia con el gusto por la línea curva tan típicamente barroco. Por ello, las figuras, como vemos aquí, se caracterizan por amplios pliegues, gestos o composiciones teatrales, ruptura de la frontalidad compositiva, líneas dinámicas determinadas por la anatomía y el movimiento, etc.

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