Descripción
Círculo de JEAN RAOUX (Montpellier, 1677-París, 1734). "Vestales". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta restauraciones. Medidas: 114 x 146 cm; 130 x 161 cm (marco). Imagen de tema historicista que representa a un grupo de vestales como un conjunto de jóvenes bellas y elegantes, ataviadas con un manto lleno de pliegues para evitar la rigidez. Las jóvenes se sitúan junto al altar en el que se aprecia un incipiente fuego, cuya calidez armoniza con el dorado de la figura de bronce del fondo. Fiel a la historia, el artista recrea el interior de un templo abierto al exterior, revelando su planta circular. A partir del Renacimiento, era habitual representar vestales, sacerdotisas dedicadas al culto de la diosa Vesta. Estéticamente, la obra se aproxima a la pintura del artista Jean Raoux que, tras el curso de formación habitual, ingresó en la Academia en 1717 como pintor histórico. Su reputación se había consolidado anteriormente por las aclamadas decoraciones ejecutadas durante sus tres años en Italia, en el palacio de Giustiniani Solini en Venecia, y por las pinturas de caballete, las Cuatro Edades del Hombre (National Gallery), encargadas por el Gran Prior de Vendôme. Raoux se dedicó a este último tipo de temas, negándose a pintar retratos salvo de carácter. La lista de sus obras es una larga serie de conjuntos de las Estaciones, de las Horas, de los Elementos, o de esas escenas de diversión y galantería en cuya representación fue ampliamente superado por su joven rival Watteau. Tras su estancia en Inglaterra (1720), pasó gran parte de su vida en el Temple, donde decoró varias salas. Murió en París en 1734. Sus mejores alumnos fueron Chevalier y Montdidier. Sus obras fueron muy citadas por Poilly, Moyreau, Dupuis, etc.
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Círculo de JEAN RAOUX (Montpellier, 1677-París, 1734). "Vestales". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta restauraciones. Medidas: 114 x 146 cm; 130 x 161 cm (marco). Imagen de tema historicista que representa a un grupo de vestales como un conjunto de jóvenes bellas y elegantes, ataviadas con un manto lleno de pliegues para evitar la rigidez. Las jóvenes se sitúan junto al altar en el que se aprecia un incipiente fuego, cuya calidez armoniza con el dorado de la figura de bronce del fondo. Fiel a la historia, el artista recrea el interior de un templo abierto al exterior, revelando su planta circular. A partir del Renacimiento, era habitual representar vestales, sacerdotisas dedicadas al culto de la diosa Vesta. Estéticamente, la obra se aproxima a la pintura del artista Jean Raoux que, tras el curso de formación habitual, ingresó en la Academia en 1717 como pintor histórico. Su reputación se había consolidado anteriormente por las aclamadas decoraciones ejecutadas durante sus tres años en Italia, en el palacio de Giustiniani Solini en Venecia, y por las pinturas de caballete, las Cuatro Edades del Hombre (National Gallery), encargadas por el Gran Prior de Vendôme. Raoux se dedicó a este último tipo de temas, negándose a pintar retratos salvo de carácter. La lista de sus obras es una larga serie de conjuntos de las Estaciones, de las Horas, de los Elementos, o de esas escenas de diversión y galantería en cuya representación fue ampliamente superado por su joven rival Watteau. Tras su estancia en Inglaterra (1720), pasó gran parte de su vida en el Temple, donde decoró varias salas. Murió en París en 1734. Sus mejores alumnos fueron Chevalier y Montdidier. Sus obras fueron muy citadas por Poilly, Moyreau, Dupuis, etc.
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