Null Seguidor de REMBRANDT HARMENSZOON VAN RIJN (Leiden,1606- Amsterdam, 1669). …
Descripción

Seguidor de REMBRANDT HARMENSZOON VAN RIJN (Leiden,1606- Amsterdam, 1669). "La Dormición de la Virgen". Óleo sobre tabla. Acunado. Presenta restauraciones y faltas en la superficie pictórica. Medidas: 79 x 63 cm; 100 x 84 cm (marco). Este cuadro sigue el modelo compositivo establecido por Rembrandt en su grabado de la Dormición de la Virgen, realizado en 1639. La Biblioteca Digital Hispánica posee un ejemplar en su colección, que describe de la siguiente manera: "Uno de sus grabados religiosos más famosos es La muerte de la Virgen, de 1639. Es el primer aguafuerte en el que utilizó la punta seca de forma generalizada, y el de mayor tamaño después de Los cien florines. Existen tres estados de este grabado y la Biblioteca Nacional posee dos excelentes copias del segundo estado. La escena puede relacionarse con La muerte de la Virgen de Durero, que Rembrandt compró en subasta en 1638, y también con varios dibujos de esta época, como La muerte de Jacob o los de Saskia enferma en la cama. En La muerte de la Virgen, los apóstoles rodean afligidos el lecho mortuorio de la Virgen, mientras que los ángeles la rodean para recibir su alma. Se trata de una composición multitudinaria en la que cada uno muestra su dolor de forma diferente. La habitación está adornada con grandes cortinas, alfombras y un lecho con dosel. El juego de luces y sombras está estudiado para que la atención se centre en la Virgen muerta y en el rompimiento de gloria que ocupa toda la parte superior de la estampa, donde Rembrandt utiliza líneas muy largas y cruzadas. Es en esta estampa donde utiliza por primera vez, de forma generalizada, la punta seca sobre la plancha limpia antes de completarla con el aguafuerte. A partir de este momento, esta técnica se convierte para Rembrandt en un verdadero medio de expresión artística". Desplazada del centro de la escena, descansa la figura de la Virgen con los ojos cerrados y tendida en un lecho. La presencia de los apóstoles afligidos a los pies de la figura de la Virgen, y la aparición de los ángeles nos indican que se trata de la representación del paso de la Virgen. Un tema que se popularizó durante el Barroco y más tarde, debido a la Contrarreforma, que llevó a la religión cristiana a recurrir a diversos pasajes de la vida de la Virgen. En la obra destaca especialmente la gran magnificencia que muestra la arquitectura que configura la escena. Según los Evangelios Apócrifos, después de que San Miguel anunciara su fin terrenal, la Virgen convocó a los apóstoles, que acudieron a su llamada excepto Santo Tomás, que se encontraba predicando en la India. Podemos apreciar cómo el autor de este lienzo ha sabido asimilar la lección del maestro indiscutible del claroscuro, las tonalidades monocromáticas con sellos espectaculares. También podemos apreciar la huella de los variados impastos de Rembrandt, cuyas pinceladas variaban desde delicadas veladuras hasta el toque de un pincel rico en materia. Rembrandt fue, además de un maestro de la pintura, un grabador excepcional. Trabajaba tanto con buril como con punta seca, prescindiendo siempre del dibujo previo, atacando directamente la plancha y explotando al máximo las posibilidades expresivas de la técnica del aguafuerte. Realizó numerosas pruebas, quitando e insertando elementos y retocando, de ahí la gran sensación de inmediatez de sus grabados. Llegó a realizar hasta diez estados diferentes, e incluso tardó años en terminar algunas de sus obras. Su tema favorito era el autorretrato: se tomaba a sí mismo como modelo para estudiar sus afectos, y al mismo tiempo dejaba constancia de su personalidad y del paso del tiempo. Presenta restauraciones y faltas en la superficie pictórica.

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Seguidor de REMBRANDT HARMENSZOON VAN RIJN (Leiden,1606- Amsterdam, 1669). "La Dormición de la Virgen". Óleo sobre tabla. Acunado. Presenta restauraciones y faltas en la superficie pictórica. Medidas: 79 x 63 cm; 100 x 84 cm (marco). Este cuadro sigue el modelo compositivo establecido por Rembrandt en su grabado de la Dormición de la Virgen, realizado en 1639. La Biblioteca Digital Hispánica posee un ejemplar en su colección, que describe de la siguiente manera: "Uno de sus grabados religiosos más famosos es La muerte de la Virgen, de 1639. Es el primer aguafuerte en el que utilizó la punta seca de forma generalizada, y el de mayor tamaño después de Los cien florines. Existen tres estados de este grabado y la Biblioteca Nacional posee dos excelentes copias del segundo estado. La escena puede relacionarse con La muerte de la Virgen de Durero, que Rembrandt compró en subasta en 1638, y también con varios dibujos de esta época, como La muerte de Jacob o los de Saskia enferma en la cama. En La muerte de la Virgen, los apóstoles rodean afligidos el lecho mortuorio de la Virgen, mientras que los ángeles la rodean para recibir su alma. Se trata de una composición multitudinaria en la que cada uno muestra su dolor de forma diferente. La habitación está adornada con grandes cortinas, alfombras y un lecho con dosel. El juego de luces y sombras está estudiado para que la atención se centre en la Virgen muerta y en el rompimiento de gloria que ocupa toda la parte superior de la estampa, donde Rembrandt utiliza líneas muy largas y cruzadas. Es en esta estampa donde utiliza por primera vez, de forma generalizada, la punta seca sobre la plancha limpia antes de completarla con el aguafuerte. A partir de este momento, esta técnica se convierte para Rembrandt en un verdadero medio de expresión artística". Desplazada del centro de la escena, descansa la figura de la Virgen con los ojos cerrados y tendida en un lecho. La presencia de los apóstoles afligidos a los pies de la figura de la Virgen, y la aparición de los ángeles nos indican que se trata de la representación del paso de la Virgen. Un tema que se popularizó durante el Barroco y más tarde, debido a la Contrarreforma, que llevó a la religión cristiana a recurrir a diversos pasajes de la vida de la Virgen. En la obra destaca especialmente la gran magnificencia que muestra la arquitectura que configura la escena. Según los Evangelios Apócrifos, después de que San Miguel anunciara su fin terrenal, la Virgen convocó a los apóstoles, que acudieron a su llamada excepto Santo Tomás, que se encontraba predicando en la India. Podemos apreciar cómo el autor de este lienzo ha sabido asimilar la lección del maestro indiscutible del claroscuro, las tonalidades monocromáticas con sellos espectaculares. También podemos apreciar la huella de los variados impastos de Rembrandt, cuyas pinceladas variaban desde delicadas veladuras hasta el toque de un pincel rico en materia. Rembrandt fue, además de un maestro de la pintura, un grabador excepcional. Trabajaba tanto con buril como con punta seca, prescindiendo siempre del dibujo previo, atacando directamente la plancha y explotando al máximo las posibilidades expresivas de la técnica del aguafuerte. Realizó numerosas pruebas, quitando e insertando elementos y retocando, de ahí la gran sensación de inmediatez de sus grabados. Llegó a realizar hasta diez estados diferentes, e incluso tardó años en terminar algunas de sus obras. Su tema favorito era el autorretrato: se tomaba a sí mismo como modelo para estudiar sus afectos, y al mismo tiempo dejaba constancia de su personalidad y del paso del tiempo. Presenta restauraciones y faltas en la superficie pictórica.

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