Null Escuela española; siglo XVII. 

"Virgen con el Niño". 

Óleo sobre lienzo.
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Descripción

Escuela española; siglo XVII. "Virgen con el Niño". Óleo sobre lienzo. Presenta faltas en la superficie pictórica. Medidas: 67 x 53 cm. En la presente obra el pintor, perteneciente a la escuela española, nos ofrece una escena de muy larga tradición en el Occidente cristiano, la Virgen María sentada, abrazando y sosteniendo en su regazo a Jesús Niño. El artista se concentra exclusivamente en las dos figuras que, aunque absortas en la rutina diaria del juego infantil, presentan esta unión divina. Virgen y Niño están colocados de perfil con respecto al espectador; el artista consigue, sobre todo, transmitir la naturalidad del gesto del niño, que se apoya en su madre y mira hacia un punto exterior al cuadro. Desde finales de la Edad Media, los artistas se empeñan en representar, de forma cada vez más intensa, el vínculo de afecto que unía a Cristo con su Madre y la estrecha relación entre ambos; esto se fomenta en el Renacimiento y, naturalmente, en el Barroco, cuando la exacerbación de las emociones caracteriza gran parte de la producción artística. A lo largo de la historia del arte, es habitual que muchas obras sean ejecutadas por discípulos, copiando el modelo original del maestro bajo su supervisión. De este modo, era habitual que, cuando la obra ya había tomado forma, fuera intervenida por el maestro, que retocaba las zonas importantes o corregía los errores de los discípulos. Las manos de la Virgen bajo el brazo de Jesús, los ojos o ciertas encarnaciones revelan un claro virtuosismo. Presenta faltas en la superficie pictórica.

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Escuela española; siglo XVII. "Virgen con el Niño". Óleo sobre lienzo. Presenta faltas en la superficie pictórica. Medidas: 67 x 53 cm. En la presente obra el pintor, perteneciente a la escuela española, nos ofrece una escena de muy larga tradición en el Occidente cristiano, la Virgen María sentada, abrazando y sosteniendo en su regazo a Jesús Niño. El artista se concentra exclusivamente en las dos figuras que, aunque absortas en la rutina diaria del juego infantil, presentan esta unión divina. Virgen y Niño están colocados de perfil con respecto al espectador; el artista consigue, sobre todo, transmitir la naturalidad del gesto del niño, que se apoya en su madre y mira hacia un punto exterior al cuadro. Desde finales de la Edad Media, los artistas se empeñan en representar, de forma cada vez más intensa, el vínculo de afecto que unía a Cristo con su Madre y la estrecha relación entre ambos; esto se fomenta en el Renacimiento y, naturalmente, en el Barroco, cuando la exacerbación de las emociones caracteriza gran parte de la producción artística. A lo largo de la historia del arte, es habitual que muchas obras sean ejecutadas por discípulos, copiando el modelo original del maestro bajo su supervisión. De este modo, era habitual que, cuando la obra ya había tomado forma, fuera intervenida por el maestro, que retocaba las zonas importantes o corregía los errores de los discípulos. Las manos de la Virgen bajo el brazo de Jesús, los ojos o ciertas encarnaciones revelan un claro virtuosismo. Presenta faltas en la superficie pictórica.

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