Null Plato; Manises, siglo XVI. 

Cerámica vidriada. 

Presenta líneas de fractu…
Descripción

Plato; Manises, siglo XVI. Cerámica vidriada. Presenta líneas de fractura y restauraciones. Medidas: 4 x 63 cm (diámetro). Plato de cerámica de reflejo metálico con un tetón central decorado con un toro, correspondiente al escudo de armas de la familia Borgia. El ala está decorada con gallones oblicuos, inspirados en la platería contemporánea, que alternan motivos geométricos. La cerámica de reflejo metálico será el gran arte de la época nazarí, aunque nació en España durante el periodo almohade, entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. En épocas posteriores tendrá especial desarrollo en Manises, donde continuará la tradición hispanomusulmana tanto en los aspectos técnicos como decorativos. Se trata de una cerámica vidriada, es decir, con un baño de esmalte blanco, muy puro en los mejores ejemplos, que se cuece en el horno. Sobre él, una vez frío, se decora con un pigmento compuesto por cinco ingredientes básicos: cobre, plata, azufre, almazarrón (óxido de hierro) y vinagre. El tono final dependerá de la proporción de estos componentes, resultando más dorado si tiene mayor cantidad de plata, y más rojizo si predomina el cobre. Finalmente, la pieza se cuece una segunda vez a 650ºC, en atmósfera reductora, para fijar la decoración. Una vez cocida la pieza, la decoración queda negra, por lo que hay que bruñirla para obtener el tono dorado metálico brillante final. Presenta líneas de fractura y restauraciones.

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Plato; Manises, siglo XVI. Cerámica vidriada. Presenta líneas de fractura y restauraciones. Medidas: 4 x 63 cm (diámetro). Plato de cerámica de reflejo metálico con un tetón central decorado con un toro, correspondiente al escudo de armas de la familia Borgia. El ala está decorada con gallones oblicuos, inspirados en la platería contemporánea, que alternan motivos geométricos. La cerámica de reflejo metálico será el gran arte de la época nazarí, aunque nació en España durante el periodo almohade, entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. En épocas posteriores tendrá especial desarrollo en Manises, donde continuará la tradición hispanomusulmana tanto en los aspectos técnicos como decorativos. Se trata de una cerámica vidriada, es decir, con un baño de esmalte blanco, muy puro en los mejores ejemplos, que se cuece en el horno. Sobre él, una vez frío, se decora con un pigmento compuesto por cinco ingredientes básicos: cobre, plata, azufre, almazarrón (óxido de hierro) y vinagre. El tono final dependerá de la proporción de estos componentes, resultando más dorado si tiene mayor cantidad de plata, y más rojizo si predomina el cobre. Finalmente, la pieza se cuece una segunda vez a 650ºC, en atmósfera reductora, para fijar la decoración. Una vez cocida la pieza, la decoración queda negra, por lo que hay que bruñirla para obtener el tono dorado metálico brillante final. Presenta líneas de fractura y restauraciones.

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