Null Aguamanil y jofaina; París antiguo, c. 1810-1820. 

Porcelana. 

Presenta l…
Descripción

Aguamanil y jofaina; París antiguo, c. 1810-1820. Porcelana. Presenta ligero desgaste. Medidas: 8 x 33 x 25,5 cm; 29 x 13 x 10 x 10 cm. Jarra y jofaina de porcelana con una ornamentación basada en las ruinas de las pinturas encontradas en Pompeya. Este estilo se hizo muy popular a principios del siglo XIX. Porcelana de París, también llamada Viejo París, es una denominación que agrupa la producción de una serie de pequeñas manufacturas establecidas en París desde el último cuarto del siglo XVIII hasta finales del XIX. Las primeras fábricas aparecieron hacia 1770, tras el descubrimiento de un yacimiento de caolín en Limoges. Durante el siglo XVIII, la llamada porcelana parisina era la fabricada y decorada en París, aunque en el siglo XIX también se fabrican piezas en provincias y se decoran en la capital. La producción será homogénea en todas las fábricas, con buena pasta de caolín y decoraciones doradas, utilizadas con permiso real, aunque no será el oro de ley de Sèvres hasta la Revolución Francesa, cuando desaparece la monarquía y con ella los privilegios reales de las fábricas de la corona. Es precisamente la fecha de la Revolución la que marca el inicio de la expansión de la Porcelana de París; aumenta la producción, con piezas que siguen los modelos estilísticos y tipológicos de Sèvres, se consiguen importantes mejoras técnicas y se abastece a una nueva y pujante clientela: la burguesía. Ligero desgaste.

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Aguamanil y jofaina; París antiguo, c. 1810-1820. Porcelana. Presenta ligero desgaste. Medidas: 8 x 33 x 25,5 cm; 29 x 13 x 10 x 10 cm. Jarra y jofaina de porcelana con una ornamentación basada en las ruinas de las pinturas encontradas en Pompeya. Este estilo se hizo muy popular a principios del siglo XIX. Porcelana de París, también llamada Viejo París, es una denominación que agrupa la producción de una serie de pequeñas manufacturas establecidas en París desde el último cuarto del siglo XVIII hasta finales del XIX. Las primeras fábricas aparecieron hacia 1770, tras el descubrimiento de un yacimiento de caolín en Limoges. Durante el siglo XVIII, la llamada porcelana parisina era la fabricada y decorada en París, aunque en el siglo XIX también se fabrican piezas en provincias y se decoran en la capital. La producción será homogénea en todas las fábricas, con buena pasta de caolín y decoraciones doradas, utilizadas con permiso real, aunque no será el oro de ley de Sèvres hasta la Revolución Francesa, cuando desaparece la monarquía y con ella los privilegios reales de las fábricas de la corona. Es precisamente la fecha de la Revolución la que marca el inicio de la expansión de la Porcelana de París; aumenta la producción, con piezas que siguen los modelos estilísticos y tipológicos de Sèvres, se consiguen importantes mejoras técnicas y se abastece a una nueva y pujante clientela: la burguesía. Ligero desgaste.

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