Null Hugues REBELL. Le Passe-Temps luxurieux. Se vend ici ou ailleurs, 1984. In-…
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Hugues REBELL. Le Passe-Temps luxurieux. Se vend ici ou ailleurs, 1984. In-4 hojas en estuche negro del editor. Ilustrado con 6 reproducciones en blanco y negro, una de las cuales es el frontispicio. Para reimprimir. Ejemplar H.C., después de 100 ejemplares en vitela pur chiffon. Primera edición.

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Hugues REBELL. Le Passe-Temps luxurieux. Se vend ici ou ailleurs, 1984. In-4 hojas en estuche negro del editor. Ilustrado con 6 reproducciones en blanco y negro, una de las cuales es el frontispicio. Para reimprimir. Ejemplar H.C., después de 100 ejemplares en vitela pur chiffon. Primera edición.

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MANOLO HUGUÉ (Barcelona, 1872 - Caldas de Montbui, Barcelona, 1945). "Plaza de Toros". Acuarela sobre papel. Medidas: 17 x 23 cm; 45 x 50 cm (marco). Lo que llamamos inmovilidad no es más que un caso límite de lentitud en el movimiento, un límite ideal que la naturaleza nunca alcanza. Lo escribió el filósofo francés Henri Bergson, y este mismo principio lo materializan estos toreros de Manolo Hugué, cuyas posturas traducen la densa tensión del instante en el ruedo. Manuel Martínez Hugué, Manolo Hugué, se formó en la Escuela de la Lonja de Barcelona. Participante habitual en las tertulias de "Els Quatre Gats", entabló amistad con Picasso, Rusiñol, Mir y Nonell. En 1900 se traslada a París, donde vive diez años. Allí reanuda su relación con Picasso y entabla amistad con otros teóricos de la vanguardia como Apollinaire, Modigliani, Braque y Derain. En la capital francesa trabajó en el diseño de joyas y pequeñas esculturas, influido por la obra de su amigo, el escultor y orfebre Paco Durrio. En 1892 trabajó con Torcuato Tasso en obras decorativas para las celebraciones del centenario del Descubrimiento de América. Entre 1910 y 1917, dedicado por completo a la escultura, trabajó en Ceret, donde reunió a un heterogéneo grupo de artistas entre los que destacaron Juan Gris, Joaquín Sunyer y, de nuevo, Picasso. Durante estos años realizó exposiciones en Barcelona, París y Nueva York. En 1932 fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona. En la obra de Hugué, lo esencial es la relación con la naturaleza, teniendo en cuenta la figura humana como elemento integrado en ella. Esta es una característica del clasicismo novecentista, pero en manos de Hugué va más allá de sus limitados orígenes. Suele representar campesinos, aunque también toreros y bailarinas -como puede verse en esta ocasión-, siempre retratados con un nivel de detalle y una apreciación de las texturas que revelan su antigua formación como orfebre. En su producción artística conviven la tradición mediterránea, el clasicismo y el arcaísmo griegos, y el arte del antiguo Egipto y Mesopotamia, con las vanguardias europeas que asimiló y conoció de primera mano, concretamente el fauvismo y el cubismo de Matisse. Se conservan obras de Hugué en el MACBA, el Centro Georges Pompidou de París, el Museo Nacional de Arte de Cataluña y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, entre muchos otros.