Null Friedrich Seering, 1ª mitad del siglo XX, "Toilette der Venus", el cuadro m…
Descripción

Friedrich Seering, 1ª mitad del siglo XX, "Toilette der Venus", el cuadro muestra un desnudo femenino que mira al espectador a través de un espejo sostenido por un niño desnudo. La composición se basa en un cuadro de Rubens, que se encuentra en la colección real Lichtenstein. Seering, todavía muy al estilo del nacionalsocialismo, ha transformado al putto de la composición original en un joven alemán al estilo de la época. El rostro de Venus está basado en un modelo real. Óleo sobre lienzo, firmado y fechado arriba a la derecha "Fried. Seering 1949", recién montado sobre bastidor, parcialmente retocado, sin enmarcar, 110 x 80 cm

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Friedrich Seering, 1ª mitad del siglo XX, "Toilette der Venus", el cuadro muestra un desnudo femenino que mira al espectador a través de un espejo sostenido por un niño desnudo. La composición se basa en un cuadro de Rubens, que se encuentra en la colección real Lichtenstein. Seering, todavía muy al estilo del nacionalsocialismo, ha transformado al putto de la composición original en un joven alemán al estilo de la época. El rostro de Venus está basado en un modelo real. Óleo sobre lienzo, firmado y fechado arriba a la derecha "Fried. Seering 1949", recién montado sobre bastidor, parcialmente retocado, sin enmarcar, 110 x 80 cm

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Holstayn, JosefNaturaleza muerta floral sobre mesa de mármol. Circa 1977. óleo sobre tabla de madera. 40,3 x 30,3 cm. Firmado. Enmarcado. - Ligera abrasión de color en los bordes. Craquelado parcialmente muy fino y ligera suciedad superficial. Cocido. No se aprecian retoques bajo luz ultravioleta. Buen estado general. Espléndido y opulento ramo de flores de vivos colores, a la manera de los bodegones holandeses del siglo XVII. Flores Holstayn, Josef Naturaleza muerta floral sobre mesa de mármol. Alrededor de 1977. Óleo sobre tabla de madera. 40,3 x 30,3 cm. Firmado. Enmarcado. - Ligera abrasión de color en los bordes. Craquelado parcialmente muy fino y ligera suciedad superficial. Cocido. No se aprecian retoques bajo luz ultravioleta. Buen estado general. Espléndido y opulento ramo de flores de vibrantes colores, a la manera de los bodegones holandeses del siglo XVII. El hecho de que la pintura de Josef Holstayn no se creara hasta la segunda mitad del siglo XX es motivo de admiración. A la manera de los Nuevos Maestros holandeses, Holstayn, como sus colegas del siglo XVII, consigue no sólo crear representaciones hiperrealistas de arreglos florales, sino también conservar las flores en su diversidad y esplendor en el momento de florecer. Holstayn muestra su habilidad en la variedad de las distintas flores, que incluyen rosas rosas, jacintos azules y tulipanes de plumas rojas y blancas. Holstayn también sigue la tradición pictórica de los holandeses, centrándose exclusivamente en las flores, manteniendo el fondo del cuadro enfáticamente sencillo y sólo insinuando el jarrón -aquí con un reflejo muy atractivo- y la mesa de mármol. El encanto de las flores se despliega con elegancia. Óleo sobre tabla. Firmado. Enmarcado. - Ligera abrasión de color en los bordes. Craquelado parcialmente muy fino y ligera suciedad superficial. Barnizado. Sin retoques visibles bajo luz ultravioleta. Buen estado general. Espléndido y opulento ramo de flores de vivos colores, a la manera de los bodegones holandeses del siglo XVII. - El hecho de que los cuadros de Josef Holstayn no hayan sido creados hasta la segunda mitad del siglo XX es motivo de admiración. A la manera de los Nuevos Maestros de los Países Bajos, Holstayn, como sus colegas del siglo XVII, consigue no sólo crear representaciones hiperrealistas de arreglos florales, sino también preservar las flores en su diversidad y esplendor, capturando el momento de la floración. Holstayn muestra su habilidad en la variedad de las distintas flores, que incluyen rosas rosas, jacintos azules y tulipanes de plumas rojas y blancas. Enraizado también en la tradición pictórica de los holandeses, Holstayn se centra exclusivamente en las flores, manteniendo el fondo del cuadro enfáticamente sencillo y sólo insinuando el jarrón -aquí con un reflejo muy atractivo- y la mesa de mármol. El encanto de las flores se despliega con elegancia.