Null Marcel PROUST (1871-1922). L.A.S., domingo por la noche [29 de septiembre d…
Descripción

Marcel PROUST (1871-1922). L.A.S., domingo por la noche [29 de septiembre de 1901], a Jean Vignaud; 7páginas en 8, sobre. Hermosa carta de crítica literaria y poética [Jean Vignaud (1875-1962) había publicado en marzo su primera colección de versos, L'Accueil]. Acaba de "pasar un año terrible desde el punto de vista de la salud. Se acerca octubre y todavía no he podido salir de París ni un solo día. Desde mayo de 1900 no he podido salir ni un solo día. Perdone que le hable tanto de mí. Es para que no se enfade conmigo por no darle las gracias por su libro. Como no es "actualidad", como su belleza perdurará, como dentro de diez años me gustará tanto como hoy (y espero y auguro que tendrá una posteridad infinitamente más duradera) no me parece nada raro hablarte de él después de tanto tiempo. Y quizá si ahora todo el mundo le ha hablado y hay un silencio de agradecimiento individual en torno a él, no se enfade porque esta carta tardía le demuestre que la gente sigue releyéndole y queriéndole. Sus versos no sólo son admirables y encantadores. Tienen, lo que debería llenarle de confianza y alegría, una originalidad extremadamente fuerte, y la más profunda de todas, una originalidad moral. No puedo pensar en un volumen de versos más claramente diferenciado de toda la poesía contemporánea y anterior, no por las buscadas disimilitudes que sólo delatan el origen común, sino por la fuerza de tu sinceridad y tu talento, que revelan tu alma original. Casi parece como si hubieras introducido un nuevo sentimiento en la literatura. No sé cómo llamarlo. No es todavía la ternura por un amigo, aunque eso ya es más. Ya no es sólo caridad para con un invitado. La palabra hospitalidad nos llevaría demasiado lejos, a la antigüedad griega, que además no conocía los deliciosos refinamientos de esta hospitalidad del alma. Y no es sólo la más amplia de las relaciones humanas. Bienvenida" es, además, un título apropiado, y en el que hay una grácil delicadeza que marca una primera diferencia con la hospitalidad. Estoy seguro de que a partir de ahora la gente se sentirá más inclinada a utilizar esta noble y encantadora palabra "bienvenido", aunque no sea capaz de extraer toda la riqueza de sentimientos que tú has encontrado en ella. Encontrado porque es tu dominio y seguirá siendo tuyo. Si los sentimientos son tan profundos, tan sencillos (hay paisajes exquisitos y la seria poesía del Pater noster en una obra tan sobre el pan, que es en realidad el pan de cada día) las dos figuras, a las que no puedo llamar sólo amigos o anfitriones o hermanos, el Acogedor y el Acogido, permanecen misteriosas, silueteadas en una sombra donde permanecen invisibles, la luz brillando sólo sobre el muro y el jardín. Este misterio es la originalidad estética de este libro, cuya invención en el terreno del sentimiento es su originalidad moral. Le felicito, le envidio, le doy las gracias"... Correspondencia, vol. II, nº 283.

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Marcel PROUST (1871-1922). L.A.S., domingo por la noche [29 de septiembre de 1901], a Jean Vignaud; 7páginas en 8, sobre. Hermosa carta de crítica literaria y poética [Jean Vignaud (1875-1962) había publicado en marzo su primera colección de versos, L'Accueil]. Acaba de "pasar un año terrible desde el punto de vista de la salud. Se acerca octubre y todavía no he podido salir de París ni un solo día. Desde mayo de 1900 no he podido salir ni un solo día. Perdone que le hable tanto de mí. Es para que no se enfade conmigo por no darle las gracias por su libro. Como no es "actualidad", como su belleza perdurará, como dentro de diez años me gustará tanto como hoy (y espero y auguro que tendrá una posteridad infinitamente más duradera) no me parece nada raro hablarte de él después de tanto tiempo. Y quizá si ahora todo el mundo le ha hablado y hay un silencio de agradecimiento individual en torno a él, no se enfade porque esta carta tardía le demuestre que la gente sigue releyéndole y queriéndole. Sus versos no sólo son admirables y encantadores. Tienen, lo que debería llenarle de confianza y alegría, una originalidad extremadamente fuerte, y la más profunda de todas, una originalidad moral. No puedo pensar en un volumen de versos más claramente diferenciado de toda la poesía contemporánea y anterior, no por las buscadas disimilitudes que sólo delatan el origen común, sino por la fuerza de tu sinceridad y tu talento, que revelan tu alma original. Casi parece como si hubieras introducido un nuevo sentimiento en la literatura. No sé cómo llamarlo. No es todavía la ternura por un amigo, aunque eso ya es más. Ya no es sólo caridad para con un invitado. La palabra hospitalidad nos llevaría demasiado lejos, a la antigüedad griega, que además no conocía los deliciosos refinamientos de esta hospitalidad del alma. Y no es sólo la más amplia de las relaciones humanas. Bienvenida" es, además, un título apropiado, y en el que hay una grácil delicadeza que marca una primera diferencia con la hospitalidad. Estoy seguro de que a partir de ahora la gente se sentirá más inclinada a utilizar esta noble y encantadora palabra "bienvenido", aunque no sea capaz de extraer toda la riqueza de sentimientos que tú has encontrado en ella. Encontrado porque es tu dominio y seguirá siendo tuyo. Si los sentimientos son tan profundos, tan sencillos (hay paisajes exquisitos y la seria poesía del Pater noster en una obra tan sobre el pan, que es en realidad el pan de cada día) las dos figuras, a las que no puedo llamar sólo amigos o anfitriones o hermanos, el Acogedor y el Acogido, permanecen misteriosas, silueteadas en una sombra donde permanecen invisibles, la luz brillando sólo sobre el muro y el jardín. Este misterio es la originalidad estética de este libro, cuya invención en el terreno del sentimiento es su originalidad moral. Le felicito, le envidio, le doy las gracias"... Correspondencia, vol. II, nº 283.

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