Antonin ARTAUD (1896-1948). L.A.S., Ville-Evrard 26 de diciembre de 1940, a Andr…
Descripción

Antonin ARTAUD (1896-1948). L.A.S., Ville-Evrard 26 de diciembre de 1940, a André Lhote; 2páginas en-4. Carta patética sobre los ataques de Satanás contra él. "Al igual que yo, esta mañana has visto a Satanás entregarse a una de esas operaciones eróticas por las que llega a su propia esencia y hace el mal una y otra vez, y ésta es sólo una de las formas en que el espíritu absoluto del mal nos tiene a todos prisioneros". Lleva mucho tiempo esperando a los amigos que no han podido atravesar las barreras erigidas por el mal. Esta mañana, "la infección [...] no era más que una pantalla y una caricatura. El verdadero Mal está mucho más oculto, y vosotros también sabéis con qué fuerza me sujeta y con qué medios obscenos y criminales. Y que vivo aquí en una agonía que no termina nunca y que las olas del Mal que me enganchan la cabeza y me aprietan el sexo y el estómago me retuercen al mismo tiempo con un odio que Satanás dirige constantemente hacia lo que más aprecio, haciéndome vivir en un estado de blasfemia y de pecado que es la boca del Mal confundida con mi boca. Esta espantosa crucifixión debe llegar a su fin"...

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Antonin ARTAUD (1896-1948). L.A.S., Ville-Evrard 26 de diciembre de 1940, a André Lhote; 2páginas en-4. Carta patética sobre los ataques de Satanás contra él. "Al igual que yo, esta mañana has visto a Satanás entregarse a una de esas operaciones eróticas por las que llega a su propia esencia y hace el mal una y otra vez, y ésta es sólo una de las formas en que el espíritu absoluto del mal nos tiene a todos prisioneros". Lleva mucho tiempo esperando a los amigos que no han podido atravesar las barreras erigidas por el mal. Esta mañana, "la infección [...] no era más que una pantalla y una caricatura. El verdadero Mal está mucho más oculto, y vosotros también sabéis con qué fuerza me sujeta y con qué medios obscenos y criminales. Y que vivo aquí en una agonía que no termina nunca y que las olas del Mal que me enganchan la cabeza y me aprietan el sexo y el estómago me retuercen al mismo tiempo con un odio que Satanás dirige constantemente hacia lo que más aprecio, haciéndome vivir en un estado de blasfemia y de pecado que es la boca del Mal confundida con mi boca. Esta espantosa crucifixión debe llegar a su fin"...

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