Null ADO CHALE (Bruselas, 1928).

Pareja de cuencos "Pin". 

Bronce.

En buen es…
Descripción

ADO CHALE (Bruselas, 1928). Pareja de cuencos "Pin". Bronce. En buen estado. Medidas: 4,5 x 15 x 13 cm y 4 x 9,5 cm. Con sus creaciones en bronce y aluminio, Ado Chale desarrolla nuevas formas y superficies, al tiempo que seduce al mercado contemporáneo. Autodidacta, Ado Chale trabajó de joven como herrero y en un taller de chapistería. Su pasión por la mineralogía comenzó en los años 50, durante un viaje a Alemania. Más tarde, en 1962, abrió una galería en Bruselas donde expuso las primeras placas de cemento con incrustaciones de pequeñas marcasitas recogidas al pie de los acantilados del norte de Francia. A finales de los sesenta viajó por todo el mundo (Arizona, India, Afganistán, Pakistán, Madagascar, Francia) en busca de piedras semipreciosas. Entre sus materiales favoritos estaban la secuoya fosilizada, la malaquita, el ágata calcedonia, la cornalina, la rodocrosita, el lapislázuli, el jade, la hematites, el ojo de tigre, el jaspe, la turquesa o la amatista, elementos que fundía en resina epoxi, un material nuevo en la época que le permitía ampliar las posibilidades estéticas: las bandejas se agrandan y se cubren completamente con piedras pulidas con diamante. De los años 60 a los 80 su éxito se multiplicó e incluso la Corte belga quedó embelesada por sus diseños. Expuso en el Museo Galliera de París, en el Palacio Papal de Aviñón y en el Museo de Bellas Artes de Nancy. En 1988 fue invitado a exponer en Japón, en la famosa tienda de lujo Seibu de Tokio. Allí atrajo al mercado asiático. En 2002 expuso en la galería parisina de Yves Gastou, lo que supuso un aumento de la clientela internacional que abriría el camino a numerosas colaboraciones con interioristas belgas, pero también de renombre mundial, como Alberto Pinto, Peter Marino y Jacques Grange.

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ADO CHALE (Bruselas, 1928). Pareja de cuencos "Pin". Bronce. En buen estado. Medidas: 4,5 x 15 x 13 cm y 4 x 9,5 cm. Con sus creaciones en bronce y aluminio, Ado Chale desarrolla nuevas formas y superficies, al tiempo que seduce al mercado contemporáneo. Autodidacta, Ado Chale trabajó de joven como herrero y en un taller de chapistería. Su pasión por la mineralogía comenzó en los años 50, durante un viaje a Alemania. Más tarde, en 1962, abrió una galería en Bruselas donde expuso las primeras placas de cemento con incrustaciones de pequeñas marcasitas recogidas al pie de los acantilados del norte de Francia. A finales de los sesenta viajó por todo el mundo (Arizona, India, Afganistán, Pakistán, Madagascar, Francia) en busca de piedras semipreciosas. Entre sus materiales favoritos estaban la secuoya fosilizada, la malaquita, el ágata calcedonia, la cornalina, la rodocrosita, el lapislázuli, el jade, la hematites, el ojo de tigre, el jaspe, la turquesa o la amatista, elementos que fundía en resina epoxi, un material nuevo en la época que le permitía ampliar las posibilidades estéticas: las bandejas se agrandan y se cubren completamente con piedras pulidas con diamante. De los años 60 a los 80 su éxito se multiplicó e incluso la Corte belga quedó embelesada por sus diseños. Expuso en el Museo Galliera de París, en el Palacio Papal de Aviñón y en el Museo de Bellas Artes de Nancy. En 1988 fue invitado a exponer en Japón, en la famosa tienda de lujo Seibu de Tokio. Allí atrajo al mercado asiático. En 2002 expuso en la galería parisina de Yves Gastou, lo que supuso un aumento de la clientela internacional que abriría el camino a numerosas colaboraciones con interioristas belgas, pero también de renombre mundial, como Alberto Pinto, Peter Marino y Jacques Grange.

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