Null Ungüentario. Roma, siglos I-II d.C.

Vidrio soplado transparente.

En muy b…
Descripción

Ungüentario. Roma, siglos I-II d.C. Vidrio soplado transparente. En muy buen estado de conservación. Procedencia: colección particular. Se adjunta certificado expedido en 1974. Medidas: 8,5 cm (altura). Pequeño ungüento de cuerpo circular plano y cuello largo que termina en una boca con labio curvo. Presenta un ligero tono azulado dentro de su transparencia y ligereza. Se utilizaba como tocador femenino, probablemente para mujeres jóvenes, para contener y conservar esencias muy apreciadas y poco utilizadas. Tras su uso, formaba parte del ajuar funerario de su propietaria o pariente. El uso del vidrio comenzó a generalizarse a partir del siglo I d.C., tras el descubrimiento de la técnica del soplado de vidrio hacia el año 40 a.C., en la parte oriental de la costa mediterránea. Esta técnica supuso una gran revolución y se extendió rápidamente. El vidrio soplado ofrecía grandes ventajas sobre otros materiales, ya que no alteraba el sabor de los alimentos que contenía y era más impermeable que la terracota. Además, la técnica del soplado permitía fabricar piezas de formas y tamaños muy variados, y también producirlas con mayor rapidez. Por otra parte, las piezas de vidrio eran más fáciles de limpiar, por lo que pronto se convirtió en el material preferido para uso doméstico.

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Ungüentario. Roma, siglos I-II d.C. Vidrio soplado transparente. En muy buen estado de conservación. Procedencia: colección particular. Se adjunta certificado expedido en 1974. Medidas: 8,5 cm (altura). Pequeño ungüento de cuerpo circular plano y cuello largo que termina en una boca con labio curvo. Presenta un ligero tono azulado dentro de su transparencia y ligereza. Se utilizaba como tocador femenino, probablemente para mujeres jóvenes, para contener y conservar esencias muy apreciadas y poco utilizadas. Tras su uso, formaba parte del ajuar funerario de su propietaria o pariente. El uso del vidrio comenzó a generalizarse a partir del siglo I d.C., tras el descubrimiento de la técnica del soplado de vidrio hacia el año 40 a.C., en la parte oriental de la costa mediterránea. Esta técnica supuso una gran revolución y se extendió rápidamente. El vidrio soplado ofrecía grandes ventajas sobre otros materiales, ya que no alteraba el sabor de los alimentos que contenía y era más impermeable que la terracota. Además, la técnica del soplado permitía fabricar piezas de formas y tamaños muy variados, y también producirlas con mayor rapidez. Por otra parte, las piezas de vidrio eran más fáciles de limpiar, por lo que pronto se convirtió en el material preferido para uso doméstico.

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