Null Escuela italiana, siglo XVIII.

"María Magdalena".

Óleo sobre lienzo.

Rev…
Descripción

Escuela italiana, siglo XVIII. "María Magdalena". Óleo sobre lienzo. Revestido. Necesita restauración. Presenta falta de policromía en toda la superficie pictórica. Medidas: 78 x 63 cm; 95 x 79 cm (marco). María Magdalena fue una figura bíblica muy representada en el Barroco, especialmente en la pintura italiana de raíces más sensualistas. Aquí, un fuerte claroscuro modela los rasgos suaves y los tonos flexibles de la carne de la santa. Con la mano izquierda, la mujer de largos cabellos sueltos se dispone a quitarse un pendiente, gesto simbólico del proceso de desprendimiento de los bienes materiales. Mientras que el cristianismo oriental honra a María Magdalena en particular por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló la idea, basada en su identificación con otras mujeres en los Evangelios, de que antes de conocer a Jesús había sido prostituta. De ahí la leyenda posterior de que pasó el resto de su vida como penitente en el desierto, mortificando su carne. En el arte, se la representó muy a menudo de este modo, sobre todo en el siglo XVII, época en que las sociedades católicas estaban especialmente fascinadas por la vida de místicos y santos que vivían en soledad en el desierto, dedicados a la oración y la penitencia. El tema de la Magdalena ofrecía también la posibilidad de representar a una mujer hermosa que mostraba partes de la anatomía entonces consideradas tabú, como los pies o el pecho, pero respetando el decoro en cuanto que es carne mortificada que expresa arrepentimiento por sus pecados pasados.

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Escuela italiana, siglo XVIII. "María Magdalena". Óleo sobre lienzo. Revestido. Necesita restauración. Presenta falta de policromía en toda la superficie pictórica. Medidas: 78 x 63 cm; 95 x 79 cm (marco). María Magdalena fue una figura bíblica muy representada en el Barroco, especialmente en la pintura italiana de raíces más sensualistas. Aquí, un fuerte claroscuro modela los rasgos suaves y los tonos flexibles de la carne de la santa. Con la mano izquierda, la mujer de largos cabellos sueltos se dispone a quitarse un pendiente, gesto simbólico del proceso de desprendimiento de los bienes materiales. Mientras que el cristianismo oriental honra a María Magdalena en particular por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló la idea, basada en su identificación con otras mujeres en los Evangelios, de que antes de conocer a Jesús había sido prostituta. De ahí la leyenda posterior de que pasó el resto de su vida como penitente en el desierto, mortificando su carne. En el arte, se la representó muy a menudo de este modo, sobre todo en el siglo XVII, época en que las sociedades católicas estaban especialmente fascinadas por la vida de místicos y santos que vivían en soledad en el desierto, dedicados a la oración y la penitencia. El tema de la Magdalena ofrecía también la posibilidad de representar a una mujer hermosa que mostraba partes de la anatomía entonces consideradas tabú, como los pies o el pecho, pero respetando el decoro en cuanto que es carne mortificada que expresa arrepentimiento por sus pecados pasados.

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