Null Escuela flamenca del siglo XVI

"La Virgen de la Leche".

Óleo sobre tabla.…
Descripción

Escuela flamenca del siglo XVI "La Virgen de la Leche". Óleo sobre tabla. Acunado. Marco del siglo XIX. Presenta falta de pintura, y ligeros desperfectos en el marco. Medidas: 39,5 x 30 cm; 52 x 43 cm (marco). Imagen devocional que representa a la Virgen de medio cuerpo con el Niño, en su advocación de la Virgen de la Leche (también llamada Virgen de la gruta de Belén). Una María joven, de rasgos suaves, inclina tiernamente la cabeza y ofrece su pecho al Niño. El cuerpo desnudo del niño y el rostro ovalado de la Virgen absorben las cualidades claras de la luz, que realza la suavidad de los tonos de la carne. El velo drapeado se ha trabajado con transparencias y veladuras, de modo que el color de la túnica y del manto se deja entrever bajo la gasa. La misma técnica de veladuras se ha utilizado para describir el sedoso y mullido cojín blanco. Una cortina de color oliva se abre en el fondo, insinuando una habitación. La Virgen de Belén o de la gruta de Belén es una advocación e iconografía de la Virgen María, en la que se la representa en el acto de amamantar al Niño Jesús. Esta representación ha tenido varios desarrollos en el arte sacro, como la pintura, la escultura y la iconografía particular de la Iglesia ortodoxa. La representación de la Virgen amamantando al Niño Jesús es mencionada por el Papa Gregorio Magno, en la fachada de la Basílica de Santa María in Trastevere se encuentra un mosaico con esta representación que data probablemente del siglo XII, aunque aún se conservan algunos otros ejemplos de la Alta Edad Media. Se considera que esta invocación puede ser un sincretismo de las diosas-madres, en particular de la diosa Isis amamantando a Horus, y probablemente las primeras imágenes aparecieron en el arte copto. La Gruta de la Leche es un lugar de Belén, muy cerca de la Basílica de la Natividad, donde la tradición dice que la Virgen amamantó al Niño, y una gota se derramó sobre una roca, que cambió de color, volviéndose blanca. Por este motivo, las piedras de la gruta (hechas de carbonato cálcico) se consideraron reliquias en los primeros siglos porque, al diluirse en agua, ésta adquiría el aspecto de la leche. El santuario erigido en este lugar es utilizado por las mujeres que piden a la Virgen que mejore la calidad de su leche materna.

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Escuela flamenca del siglo XVI "La Virgen de la Leche". Óleo sobre tabla. Acunado. Marco del siglo XIX. Presenta falta de pintura, y ligeros desperfectos en el marco. Medidas: 39,5 x 30 cm; 52 x 43 cm (marco). Imagen devocional que representa a la Virgen de medio cuerpo con el Niño, en su advocación de la Virgen de la Leche (también llamada Virgen de la gruta de Belén). Una María joven, de rasgos suaves, inclina tiernamente la cabeza y ofrece su pecho al Niño. El cuerpo desnudo del niño y el rostro ovalado de la Virgen absorben las cualidades claras de la luz, que realza la suavidad de los tonos de la carne. El velo drapeado se ha trabajado con transparencias y veladuras, de modo que el color de la túnica y del manto se deja entrever bajo la gasa. La misma técnica de veladuras se ha utilizado para describir el sedoso y mullido cojín blanco. Una cortina de color oliva se abre en el fondo, insinuando una habitación. La Virgen de Belén o de la gruta de Belén es una advocación e iconografía de la Virgen María, en la que se la representa en el acto de amamantar al Niño Jesús. Esta representación ha tenido varios desarrollos en el arte sacro, como la pintura, la escultura y la iconografía particular de la Iglesia ortodoxa. La representación de la Virgen amamantando al Niño Jesús es mencionada por el Papa Gregorio Magno, en la fachada de la Basílica de Santa María in Trastevere se encuentra un mosaico con esta representación que data probablemente del siglo XII, aunque aún se conservan algunos otros ejemplos de la Alta Edad Media. Se considera que esta invocación puede ser un sincretismo de las diosas-madres, en particular de la diosa Isis amamantando a Horus, y probablemente las primeras imágenes aparecieron en el arte copto. La Gruta de la Leche es un lugar de Belén, muy cerca de la Basílica de la Natividad, donde la tradición dice que la Virgen amamantó al Niño, y una gota se derramó sobre una roca, que cambió de color, volviéndose blanca. Por este motivo, las piedras de la gruta (hechas de carbonato cálcico) se consideraron reliquias en los primeros siglos porque, al diluirse en agua, ésta adquiría el aspecto de la leche. El santuario erigido en este lugar es utilizado por las mujeres que piden a la Virgen que mejore la calidad de su leche materna.

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