Escuela andaluza; primera mitad del siglo XVII. Bodegón. Óleo sobre lienzo. Revestimiento Medidas: 58,5 x 83,5 cm; 66,5 x 91 cm (marco). Se trata de una sobria composición centrada en un espacio claramente delimitado, en la que destaca el gusto ilusionista del pintor, al superponer unos elementos sobre otros, creando así el típico trampantojo barroco. Este lienzo representa un bodegón de cocina, compuesto por una serie de elementos situados en su mayoría en primer plano, en un estilo directamente relacionado con los maestros barrocos españoles. El escenario está claramente delimitado por un fondo neutro. Como en el caso de muchos de los maestros barrocos, especialmente los holandeses, aquí los elementos que componen el bodegón están dispuestos de forma desordenada pero clara sobre una superficie plana paralela al borde inferior del cuadro. Una jarra de cerámica, las cebolletas y la presencia de la cabeza de cordero indican el carácter cotidiano de un bodegón de cocina, pero es cierto que la presencia del cordero tiene ciertas reminiscencias religiosas. Esta era una característica común en la escuela española de pintura de bodegones. El artista basó su concepción y tratamiento de este cuadro en su conocimiento de la tradición española del género, que hunde sus raíces en los maestros del siglo XVII. Su conocimiento de las escuelas holandesa y flamenca de bodegones también queda patente en la disposición aparentemente caótica de los elementos que componen la escena. En cuanto a la propia tradición hispánica, se aprecia el rigor y la sobriedad de los elementos que componen la escena, evitando toda suntuosidad superflua. El origen del género del bodegón en España hay que buscarlo en los primeros años del siglo XVII, cuando aún se planteaba en un estilo racional y riguroso, de herencia manierista. Sin embargo, a medida que avanzaba el Barroco, los bodegones y jarrones fueron adquiriendo un mayor dinamismo, las composiciones se hicieron más abiertas y más naturalistas y teatrales.