Null PIETRO NOVELLI (Monreale, 1603 - Palermo, 1647).

El Niño Jesús y San Crist…
Descripción

PIETRO NOVELLI (Monreale, 1603 - Palermo, 1647). El Niño Jesús y San Cristóbal. Óleo sobre lienzo. Revestido. Medidas: 120 x 85 cm; 143 x 108 cm (marco). Formalmente, esta obra pertenece a la escuela italiana de la primera mitad del siglo XVII, más concretamente al círculo de Pietro Novelli. Así, vemos en esta obra la ternura, la delicadeza y la sutileza que caracterizaban a Novelli, especialmente evidentes en los delicados lienzos, hábilmente ejecutados, y en los nacarados tonos de las carnaciones, trabajados con un modelado basado en la sutileza del juego de luces y sombras. Pietro Novelli, de origen italiano, alcanzó gran fama como pintor, aunque también se dedicó a la arquitectura y fue nombrado arquitecto del reino. Su formación estuvo vinculada al taller de su padre, que también era pintor. Sus vínculos con Palermo, lugar al que viajaba con frecuencia, indican que probablemente asistió a la escuela de Vito Carrera. Además, la presencia de Van Dyck y la influencia estilística del maestro que se aprecia en la pintura de Novelli refuerzan la idea de que se formó en Palermo. Obra devocional en la que el artista representa a San Cristóbal con el Niño. Cristóbal es un santo cuya leyenda se remonta nada menos que al siglo XI, a partir de la evolución de su nombre, Christophorus, que en griego significa "el que lleva a Cristo". Originalmente, esta expresión se entendía en un sentido espiritual, como aquel que lleva a Cristo en su corazón. Más tarde se tomó en un sentido material. Según la tradición popularizada en el siglo XIII por la Leyenda Dorada, el hombre que llevaba a Cristo a hombros sólo podía ser un gigante. Orgulloso de su fuerza, sólo aceptó servir al rey más poderoso del universo. Se puso al servicio de un monarca, pero al comprobar que éste temía al diablo, lo abandonó para servir a Satanás. Decepcionado de nuevo de que la vista de una cruz en una encrucijada fuera suficiente para vencer al diablo, se comprometió a servir a Cristo, y para complacerle se dedicó a ayudar a viajeros y peregrinos a cruzar un peligroso río. Una noche oyó que le llamaba un niño, que le pedía que le llevara a hombros; pero su carga era cada vez más pesada. Tanto que el gigante llegó con dificultad a la orilla opuesta. Entonces el niño se dio a conocer como Cristo. Para demostrárselo, pidió a Cristóbal que plantara su bastón en la tierra, que inmediatamente se convirtió en una palmera cargada de frutos.

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PIETRO NOVELLI (Monreale, 1603 - Palermo, 1647). El Niño Jesús y San Cristóbal. Óleo sobre lienzo. Revestido. Medidas: 120 x 85 cm; 143 x 108 cm (marco). Formalmente, esta obra pertenece a la escuela italiana de la primera mitad del siglo XVII, más concretamente al círculo de Pietro Novelli. Así, vemos en esta obra la ternura, la delicadeza y la sutileza que caracterizaban a Novelli, especialmente evidentes en los delicados lienzos, hábilmente ejecutados, y en los nacarados tonos de las carnaciones, trabajados con un modelado basado en la sutileza del juego de luces y sombras. Pietro Novelli, de origen italiano, alcanzó gran fama como pintor, aunque también se dedicó a la arquitectura y fue nombrado arquitecto del reino. Su formación estuvo vinculada al taller de su padre, que también era pintor. Sus vínculos con Palermo, lugar al que viajaba con frecuencia, indican que probablemente asistió a la escuela de Vito Carrera. Además, la presencia de Van Dyck y la influencia estilística del maestro que se aprecia en la pintura de Novelli refuerzan la idea de que se formó en Palermo. Obra devocional en la que el artista representa a San Cristóbal con el Niño. Cristóbal es un santo cuya leyenda se remonta nada menos que al siglo XI, a partir de la evolución de su nombre, Christophorus, que en griego significa "el que lleva a Cristo". Originalmente, esta expresión se entendía en un sentido espiritual, como aquel que lleva a Cristo en su corazón. Más tarde se tomó en un sentido material. Según la tradición popularizada en el siglo XIII por la Leyenda Dorada, el hombre que llevaba a Cristo a hombros sólo podía ser un gigante. Orgulloso de su fuerza, sólo aceptó servir al rey más poderoso del universo. Se puso al servicio de un monarca, pero al comprobar que éste temía al diablo, lo abandonó para servir a Satanás. Decepcionado de nuevo de que la vista de una cruz en una encrucijada fuera suficiente para vencer al diablo, se comprometió a servir a Cristo, y para complacerle se dedicó a ayudar a viajeros y peregrinos a cruzar un peligroso río. Una noche oyó que le llamaba un niño, que le pedía que le llevara a hombros; pero su carga era cada vez más pesada. Tanto que el gigante llegó con dificultad a la orilla opuesta. Entonces el niño se dio a conocer como Cristo. Para demostrárselo, pidió a Cristóbal que plantara su bastón en la tierra, que inmediatamente se convirtió en una palmera cargada de frutos.

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