Null Escuela española; siglo XVII. 

Virgen con el Niño'. 

Madera tallada y pol…
Descripción

Escuela española; siglo XVII. Virgen con el Niño'. Madera tallada y policromada. Presenta faltas, pérdidas y repintes. Medidas: 82 x 53 x 62 cm. La talla que aquí se presenta es una iconografía que combina el poder y la gracia divinos con la feliz inocencia y la humilde condición del Dios encarnado. La presencia de la Virgen, a pesar de que ninguna de las figuras establece contacto visual entre sí, transmite el vínculo entre Jesús y su madre que permite a María actuar como intermediaria, como abogada del género humano ante Cristo en el momento del Juicio Final. La escultura barroca española es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y forma de expresión surgieron de las personas y de los sentimientos más profundos que anidaban en ellas. Con la economía del Estado en ruinas, la nobleza en decadencia y el alto clero agobiado por los pesados impuestos, fueron los monasterios, parroquias y cofradías de clérigos y seglares quienes promovieron su desarrollo, financiándose las obras en ocasiones por suscripción popular. La escultura se vio así obligada a expresar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que los fieles pudieran comprender e identificarse con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para aumentar el fervor y la devoción del pueblo. La temática religiosa fue, por tanto, el tema principal de la escultura española de este periodo, que en las primeras décadas del siglo se basó en un interés prioritario por la captación del mundo natural, intensificándose paulatinamente a lo largo de la centuria en la representación de valores expresivos.

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Escuela española; siglo XVII. Virgen con el Niño'. Madera tallada y policromada. Presenta faltas, pérdidas y repintes. Medidas: 82 x 53 x 62 cm. La talla que aquí se presenta es una iconografía que combina el poder y la gracia divinos con la feliz inocencia y la humilde condición del Dios encarnado. La presencia de la Virgen, a pesar de que ninguna de las figuras establece contacto visual entre sí, transmite el vínculo entre Jesús y su madre que permite a María actuar como intermediaria, como abogada del género humano ante Cristo en el momento del Juicio Final. La escultura barroca española es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y forma de expresión surgieron de las personas y de los sentimientos más profundos que anidaban en ellas. Con la economía del Estado en ruinas, la nobleza en decadencia y el alto clero agobiado por los pesados impuestos, fueron los monasterios, parroquias y cofradías de clérigos y seglares quienes promovieron su desarrollo, financiándose las obras en ocasiones por suscripción popular. La escultura se vio así obligada a expresar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que los fieles pudieran comprender e identificarse con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para aumentar el fervor y la devoción del pueblo. La temática religiosa fue, por tanto, el tema principal de la escultura española de este periodo, que en las primeras décadas del siglo se basó en un interés prioritario por la captación del mundo natural, intensificándose paulatinamente a lo largo de la centuria en la representación de valores expresivos.

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