Null Escuela española o italiana del siglo XVI.

"San Pedro".

Piedra caliza.

P…
Descripción

Escuela española o italiana del siglo XVI. "San Pedro". Piedra caliza. Procedencia: Colección francesa J.D. Presenta daños originados por el paso del tiempo. Medidas: 174 x 60 x 40 cm. Escultura trabajada en piedra caliza en bulto redondo que representa al apóstol San Pedro, que aparece reconocible por los Evangelios, aunque no conserva las llaves. Su canon, ligeramente estilizado, y sus rasgos armónicos, se inspiran en modelos renacentistas y góticos que buscan el naturalismo en la expresión y el drapeado. San Pedro (Betsaida, c. 1 a.C. - Roma, 67) fue, según el Nuevo Testamento, un pescador, conocido por ser uno de los doce apóstoles de Jesús. La Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer Papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Se podría decir que San Pedro era el confesor de Jesús, su discípulo más cercano, estando ambos unidos por un vínculo muy especial, tal y como narran los Evangelios, tanto canónicos como apócrifos. Durante el periodo gótico, la escultura exenta, independiente del marco arquitectónico, aumenta considerablemente su repertorio, tanto en tipología (sepulcros, púlpitos...) como en iconografía (nuevos santos, nuevas órdenes...). Con la llegada del gótico, se produjo un cambio estético sustancial en toda Europa, tanto en la arquitectura como en la pintura y la escultura. El hieratismo simbólico e intemporal del Románico dio paso a un deseo de realidad y sentido narrativo que hundía sus raíces en la escultura clásica y obligaba a los artistas a tomar la naturaleza como modelo. Así pues, los escultores góticos trataron de representar el mundo visible tal y como es. De este modo tratan de humanizar los gestos y actitudes de los personajes, que adquieren individualidad. Se dejaron atrás las convenciones estéticas -como los grandes ojos que destacaban sobre el resto del rostro, que simbolizaban el alma del personaje- y se buscó una representación naturalista de rostros, anatomía, vestimenta, etc. Siguiendo esta nueva línea estética, las figuras abandonan sus posturas verticales, simétricas y hieráticas para adoptar otras cada vez más expresivas y gestuales, con mayor realismo en los movimientos. Al mismo tiempo, buscan representar las emociones de los personajes a través de gestos elocuentes del rostro y las manos.

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Escuela española o italiana del siglo XVI. "San Pedro". Piedra caliza. Procedencia: Colección francesa J.D. Presenta daños originados por el paso del tiempo. Medidas: 174 x 60 x 40 cm. Escultura trabajada en piedra caliza en bulto redondo que representa al apóstol San Pedro, que aparece reconocible por los Evangelios, aunque no conserva las llaves. Su canon, ligeramente estilizado, y sus rasgos armónicos, se inspiran en modelos renacentistas y góticos que buscan el naturalismo en la expresión y el drapeado. San Pedro (Betsaida, c. 1 a.C. - Roma, 67) fue, según el Nuevo Testamento, un pescador, conocido por ser uno de los doce apóstoles de Jesús. La Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer Papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Se podría decir que San Pedro era el confesor de Jesús, su discípulo más cercano, estando ambos unidos por un vínculo muy especial, tal y como narran los Evangelios, tanto canónicos como apócrifos. Durante el periodo gótico, la escultura exenta, independiente del marco arquitectónico, aumenta considerablemente su repertorio, tanto en tipología (sepulcros, púlpitos...) como en iconografía (nuevos santos, nuevas órdenes...). Con la llegada del gótico, se produjo un cambio estético sustancial en toda Europa, tanto en la arquitectura como en la pintura y la escultura. El hieratismo simbólico e intemporal del Románico dio paso a un deseo de realidad y sentido narrativo que hundía sus raíces en la escultura clásica y obligaba a los artistas a tomar la naturaleza como modelo. Así pues, los escultores góticos trataron de representar el mundo visible tal y como es. De este modo tratan de humanizar los gestos y actitudes de los personajes, que adquieren individualidad. Se dejaron atrás las convenciones estéticas -como los grandes ojos que destacaban sobre el resto del rostro, que simbolizaban el alma del personaje- y se buscó una representación naturalista de rostros, anatomía, vestimenta, etc. Siguiendo esta nueva línea estética, las figuras abandonan sus posturas verticales, simétricas y hieráticas para adoptar otras cada vez más expresivas y gestuales, con mayor realismo en los movimientos. Al mismo tiempo, buscan representar las emociones de los personajes a través de gestos elocuentes del rostro y las manos.

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