Null Escuela de Granada; segunda mitad del siglo XVII.

"San Francisco".

Madera…
Descripción

Escuela de Granada; segunda mitad del siglo XVII. "San Francisco". Madera tallada y policromada. Medidas: 75 x 28 x 28 cm. Esta escultura representa a San Francisco de Asís de pie y vestido con el hábito franciscano. Es una obra que sigue los preceptos estéticos de Pedro de Mena y Medrano. A lo largo de su carrera trabajó en varias ocasiones en la representación de San Francisco, realizando dos representaciones diferentes. Una muestra al santo muerto pero incorrupto, de pie, con el hábito de la capucha sobre la cabeza y las manos ocultas por las mangas, tal como se le veía cuando el papa Nicolás V visitó su cripta en la iglesia de Asís, como puede verse en esta obra. La otra versión muestra al santo vivo y meditando sobre un crucifijo. La primera iconografía, a la que corresponde esta obra, fue tallada por Mena en altorrelieve en la sillería del coro de la catedral de Málaga entre 1658 y 1660 y en versión exenta en la escultura de medio cuerpo de la catedral de Toledo. Pedro de Mena era hijo del escultor Alonso de Mena, cuyo taller fue el más importante de Granada hasta la llegada de Alonso Cano. Formado con su padre, tras la muerte de éste quedó al frente del taller y trabajó junto a Bernardo de Mora. Durante este periodo realizó cuatro esculturas para la iglesia de San Matías de Granada, la Sagrada Familia de los Capuchinos de la misma ciudad y el San Antonio del Museo Municipal de Málaga. Posteriormente trabajó con Alonso Cano después de que éste se trasladara a Granada en 1652. Talló cuatro grandes esculturas de santos encargadas a Cano para el convento del Ángel Custodio y también una Concepción para la iglesia parroquial de Alhendín, en la vega de Granada. Más tarde, en 1658, marchó a Málaga por el encargo de realizar la sillería del coro de la catedral, que había sido diseñada en 1633 por Luis Ortiz de Vargas, quien comenzó la talla pero la dejó inacabada. José Micael y Alfaro continuó la obra, pero finalmente fue Mena quien realizó la mayor parte del trabajo, tallando los cuarenta y tres paños que faltaban y la coronación de la sillería del coro. En esta obra demostró su gran destreza técnica y su habilidad para crear una gran variedad de rostros, tipos y composiciones. En 1662 viajó a la corte a petición de Juan José de Austria. En este breve viaje también visitó Toledo. Para don Juan José talló una escultura de la Virgen del Pilar con Santiago Apóstol a los pies. En Madrid realizó también un Crucifijo para el príncipe Doria, que fue enviado a Génova. En Toledo talló el San Francisco del Tesoro de la Catedral, que es una de sus obras más importantes. De pequeño tamaño, como era habitual en el arte granadino, aparece de pie, con la cabeza ligeramente levantada y la mirada dirigida hacia el cielo. Fue nombrado escultor de la catedral de Toledo. Casi al final de su viaje comenzó en Madrid la Magdalena penitente (Prado), que terminó a su regreso a Málaga. Allí estableció un importante taller y produjo numerosas obras. Hacia 1666 realizó, para el convento de Santo Domingo de Málaga, la Virgen del Belén y un Crucifijo, una iconografía inusual para Mena, que no acostumbraba a representar temas dolorosos.

Escuela de Granada; segunda mitad del siglo XVII. "San Francisco". Madera tallada y policromada. Medidas: 75 x 28 x 28 cm. Esta escultura representa a San Francisco de Asís de pie y vestido con el hábito franciscano. Es una obra que sigue los preceptos estéticos de Pedro de Mena y Medrano. A lo largo de su carrera trabajó en varias ocasiones en la representación de San Francisco, realizando dos representaciones diferentes. Una muestra al santo muerto pero incorrupto, de pie, con el hábito de la capucha sobre la cabeza y las manos ocultas por las mangas, tal como se le veía cuando el papa Nicolás V visitó su cripta en la iglesia de Asís, como puede verse en esta obra. La otra versión muestra al santo vivo y meditando sobre un crucifijo. La primera iconografía, a la que corresponde esta obra, fue tallada por Mena en altorrelieve en la sillería del coro de la catedral de Málaga entre 1658 y 1660 y en versión exenta en la escultura de medio cuerpo de la catedral de Toledo. Pedro de Mena era hijo del escultor Alonso de Mena, cuyo taller fue el más importante de Granada hasta la llegada de Alonso Cano. Formado con su padre, tras la muerte de éste quedó al frente del taller y trabajó junto a Bernardo de Mora. Durante este periodo realizó cuatro esculturas para la iglesia de San Matías de Granada, la Sagrada Familia de los Capuchinos de la misma ciudad y el San Antonio del Museo Municipal de Málaga. Posteriormente trabajó con Alonso Cano después de que éste se trasladara a Granada en 1652. Talló cuatro grandes esculturas de santos encargadas a Cano para el convento del Ángel Custodio y también una Concepción para la iglesia parroquial de Alhendín, en la vega de Granada. Más tarde, en 1658, marchó a Málaga por el encargo de realizar la sillería del coro de la catedral, que había sido diseñada en 1633 por Luis Ortiz de Vargas, quien comenzó la talla pero la dejó inacabada. José Micael y Alfaro continuó la obra, pero finalmente fue Mena quien realizó la mayor parte del trabajo, tallando los cuarenta y tres paños que faltaban y la coronación de la sillería del coro. En esta obra demostró su gran destreza técnica y su habilidad para crear una gran variedad de rostros, tipos y composiciones. En 1662 viajó a la corte a petición de Juan José de Austria. En este breve viaje también visitó Toledo. Para don Juan José talló una escultura de la Virgen del Pilar con Santiago Apóstol a los pies. En Madrid realizó también un Crucifijo para el príncipe Doria, que fue enviado a Génova. En Toledo talló el San Francisco del Tesoro de la Catedral, que es una de sus obras más importantes. De pequeño tamaño, como era habitual en el arte granadino, aparece de pie, con la cabeza ligeramente levantada y la mirada dirigida hacia el cielo. Fue nombrado escultor de la catedral de Toledo. Casi al final de su viaje comenzó en Madrid la Magdalena penitente (Prado), que terminó a su regreso a Málaga. Allí estableció un importante taller y produjo numerosas obras. Hacia 1666 realizó, para el convento de Santo Domingo de Málaga, la Virgen del Belén y un Crucifijo, una iconografía inusual para Mena, que no acostumbraba a representar temas dolorosos.

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