Null Plato de Manises; finales del siglo XVI / principios del XVII.

Cerámica vi…
Descripción

Plato de Manises; finales del siglo XVI / principios del XVII. Cerámica vidriada. Presenta un pequeño orificio en un lado realizado para colgar la pieza. Medidas: 31 cm (diámetro). Plato de cerámica esmaltada con un agujero en el centro. Presenta un diseño compuesto por elementos geométricos y vegetales, estos últimos situados en el perímetro exterior. La cerámica pintada al reflejo metálico será el gran arte del periodo nazarí, aunque nació en la España almohade entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. Es una técnica de origen persa, encontrándose los primeros documentos que hacen referencia a ella en el año 1066, aunque no han llegado hasta nosotros ejemplos anteriores al siglo XII. Se trata de una cerámica vidriada, es decir, con un baño de esmalte blanco, muy puro en los mejores ejemplos, que se cuece en el horno. Sobre él, ya frío, se decora con un pigmento compuesto por cinco ingredientes básicos: cobre, plata, azufre, almazarrón (óxido de hierro) y vinagre. El tono final dependerá de la proporción de estos componentes, resultando más dorado si tiene mayor cantidad de plata, y más rojizo si predomina el cobre. Finalmente, la pieza se cuece una segunda vez a 650ºC, en atmósfera reductora, para fijar la decoración. Una vez cocida la pieza, la decoración queda negra, por lo que hay que bruñirla para obtener el tono dorado metálico brillante final. Durante el periodo nazarí, entre los siglos XIII y XV, en las piezas de reflejo metálico veremos todo el repertorio ornamental de la cerámica hispanomusulmana: mano de Fátima, "ohm", nudo, ataurique, epigrafía, motivos vegetales, escamas, decoraciones imbricadas, etc., siempre con composiciones que llenan todo el espacio, con un cierto carácter de "horror vacui". Como vemos en esta pieza, en los siglos siguientes el estilo continuará en territorio cristiano, manteniendo las composiciones densas y los motivos lineales, vegetales y geométricos, aunque se añadirán elementos que no existían en el arte islámico, como es el caso de los relieves que protagonizan esta lámina. Presenta un pequeño orificio en un lateral realizado para colgar la pieza.

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Plato de Manises; finales del siglo XVI / principios del XVII. Cerámica vidriada. Presenta un pequeño orificio en un lado realizado para colgar la pieza. Medidas: 31 cm (diámetro). Plato de cerámica esmaltada con un agujero en el centro. Presenta un diseño compuesto por elementos geométricos y vegetales, estos últimos situados en el perímetro exterior. La cerámica pintada al reflejo metálico será el gran arte del periodo nazarí, aunque nació en la España almohade entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. Es una técnica de origen persa, encontrándose los primeros documentos que hacen referencia a ella en el año 1066, aunque no han llegado hasta nosotros ejemplos anteriores al siglo XII. Se trata de una cerámica vidriada, es decir, con un baño de esmalte blanco, muy puro en los mejores ejemplos, que se cuece en el horno. Sobre él, ya frío, se decora con un pigmento compuesto por cinco ingredientes básicos: cobre, plata, azufre, almazarrón (óxido de hierro) y vinagre. El tono final dependerá de la proporción de estos componentes, resultando más dorado si tiene mayor cantidad de plata, y más rojizo si predomina el cobre. Finalmente, la pieza se cuece una segunda vez a 650ºC, en atmósfera reductora, para fijar la decoración. Una vez cocida la pieza, la decoración queda negra, por lo que hay que bruñirla para obtener el tono dorado metálico brillante final. Durante el periodo nazarí, entre los siglos XIII y XV, en las piezas de reflejo metálico veremos todo el repertorio ornamental de la cerámica hispanomusulmana: mano de Fátima, "ohm", nudo, ataurique, epigrafía, motivos vegetales, escamas, decoraciones imbricadas, etc., siempre con composiciones que llenan todo el espacio, con un cierto carácter de "horror vacui". Como vemos en esta pieza, en los siglos siguientes el estilo continuará en territorio cristiano, manteniendo las composiciones densas y los motivos lineales, vegetales y geométricos, aunque se añadirán elementos que no existían en el arte islámico, como es el caso de los relieves que protagonizan esta lámina. Presenta un pequeño orificio en un lateral realizado para colgar la pieza.

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