Escuela española, siglo XIX. "Cristo crucificado". Talla en madera policromada. Cruz de madera. Faltan clavos. Medidas: 95 x 65 x 18 cm (escultura); 172 x 80 cm (cruz). Escultura de madera de un Cristo crucificado. La efigie devocional denota calidad en la talla e interés por captar la belleza del cuerpo humano. A pesar de tratarse de una anatomía en la que la huella del patetismo queda impresa por los estigmas, por el resalte de las venas y las marcadas costillas, el tallista (adscrito a la tradición neoclásica) torna los miembros con destreza y otorgando al conjunto un porte noble y armonioso. La cabeza inclinada descansa ya del sufrimiento. Los párpados cerrados y el rostro enjuto, enmarcado por una barba trabajada mechón a mechón, dan un semblante verista. Es un Cristo con tres clavos, cubierto por un paño de pureza que, agitado por un viento invisible, se pliega en audaces drapeados. Los dedos índice y corazón extendidos aluden a la doble naturaleza de Jesús, humana y divina.