Null Reloj Imperio de inspiración egipcia, ca. 1810.

Bronce patinado. Esfera de…
Descripción

Reloj Imperio de inspiración egipcia, ca. 1810. Bronce patinado. Esfera de bronce. Base de mármol rojo. Tiene pequeñas restauraciones. Esfera firmada "Bailly", relojero activo en la calle Menars y en la calle Richelieu en 1810. Medidas: 47 x 25 x 16,5 cm. La campaña de Napoleón en Egipto en 1798 fue el punto de partida de la egiptomanía que dominaría el arte francés a principios del siglo XIX. El futuro emperador y sus tropas pudieron contemplar de primera mano los grandes templos, las esculturas monumentales y las pirámides, pero los principales artífices de la difusión de estas imágenes fueron los artistas que acompañaban a las tropas, y que se dedicaron a realizar bocetos y acuarelas de los distintos paisajes. Cuando estas obras llegaron a Francia, se grabaron y sirvieron de base para grandes óleos y esculturas. Gracias a estas imágenes, llegó a Europa un nuevo repertorio iconográfico, basado en el arte egipcio antiguo pero recreado con libertad y fantasía. Este reloj de sobremesa es un claro ejemplo de este gusto por lo egipcio, que se desarrollará no sólo a principios del siglo XIX sino que se retomará con fuerza a finales de siglo, en el contexto del historicismo. Así, vemos una pieza que representa a una mujer sentada que sostiene un reloj entre sus brazos. Estas figuras solemnes se hicieron muy populares en el siglo XIX, como atestiguan los relojes similares que sobreviven hasta nuestros días. El reloj que aquí presentamos se inspira en otros conservados hoy en museos y palacios, como el del Museo de la Malmaison o el del Palacio Pavlovsk de San Petersburgo, entre otros.

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Reloj Imperio de inspiración egipcia, ca. 1810. Bronce patinado. Esfera de bronce. Base de mármol rojo. Tiene pequeñas restauraciones. Esfera firmada "Bailly", relojero activo en la calle Menars y en la calle Richelieu en 1810. Medidas: 47 x 25 x 16,5 cm. La campaña de Napoleón en Egipto en 1798 fue el punto de partida de la egiptomanía que dominaría el arte francés a principios del siglo XIX. El futuro emperador y sus tropas pudieron contemplar de primera mano los grandes templos, las esculturas monumentales y las pirámides, pero los principales artífices de la difusión de estas imágenes fueron los artistas que acompañaban a las tropas, y que se dedicaron a realizar bocetos y acuarelas de los distintos paisajes. Cuando estas obras llegaron a Francia, se grabaron y sirvieron de base para grandes óleos y esculturas. Gracias a estas imágenes, llegó a Europa un nuevo repertorio iconográfico, basado en el arte egipcio antiguo pero recreado con libertad y fantasía. Este reloj de sobremesa es un claro ejemplo de este gusto por lo egipcio, que se desarrollará no sólo a principios del siglo XIX sino que se retomará con fuerza a finales de siglo, en el contexto del historicismo. Así, vemos una pieza que representa a una mujer sentada que sostiene un reloj entre sus brazos. Estas figuras solemnes se hicieron muy populares en el siglo XIX, como atestiguan los relojes similares que sobreviven hasta nuestros días. El reloj que aquí presentamos se inspira en otros conservados hoy en museos y palacios, como el del Museo de la Malmaison o el del Palacio Pavlovsk de San Petersburgo, entre otros.

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