Null Gran jarrón con pavos reales, 1860-1880.

Bronce con doble pátina. 

En bue…
Descripción

Gran jarrón con pavos reales, 1860-1880. Bronce con doble pátina. En buen estado. Medidas: 113 x 63 cm. Este gran jarrón se distingue por la pareja de pavos reales que exhiben ostentosamente su gran plumaje en el cuerpo del jarrón. El minucioso detalle de cada una de las plumas, así como los enjutos rostros y las rígidas garras de los animales, nos hablan de la habilidad del escultor, que refleja con total veracidad el cuidadoso estudio del natural. Estilísticamente, el jarrón responde a la escultura animalista del siglo XIX, naturalista en la representación, tanto en la expresión de los animales como en los detalles de su anatomía, pelaje, etc., aunque avanza el decorativismo del Art Nouveau. El pavo real posee algunas de las características humanas más admiradas, y es un símbolo de la integridad y la belleza que podemos alcanzar cuando nos esforzamos por mostrar nuestro verdadero rostro. En la historia, el mito, la leyenda, la tradición y el simbolismo, el pavo real es portador de presagios de nobleza, santidad, guía, protección y vigilancia. El pavo real es un tótem de gloria, espiritualidad, despertar, inmortalidad, refinamiento e incorruptibilidad. En la espiritualidad china se asocia con Kwan-yin, (diosa de la misericordia, protectora de mujeres y niños, y de la fertilidad) que también es emblema del amor, la vigilancia, la compasión, la buena voluntad, la crianza y la bondad. El simbolismo del pavo real es largo, ya que su majestuosidad ha atraído la atención de la humanidad desde la antigüedad. Aunque se asocia al concepto de vanidad, el pavo real es, en casi todas las culturas, un símbolo solar relacionado con la belleza, la gloria, la inmortalidad y la sabiduría. Es originario de la India y fue Alejandro Magno quien lo llevó, junto con su significado simbólico, a Occidente a través de Babilonia, Persia y Asia Menor, hasta llegar a Grecia en la Época Clásica. Su simbolismo solar está sin duda relacionado con su larga cola de colores y sus dibujos en forma de ojos que, por su forma circular y su brillo, conectan también con el ciclo vital y eterno de la naturaleza.

Gran jarrón con pavos reales, 1860-1880. Bronce con doble pátina. En buen estado. Medidas: 113 x 63 cm. Este gran jarrón se distingue por la pareja de pavos reales que exhiben ostentosamente su gran plumaje en el cuerpo del jarrón. El minucioso detalle de cada una de las plumas, así como los enjutos rostros y las rígidas garras de los animales, nos hablan de la habilidad del escultor, que refleja con total veracidad el cuidadoso estudio del natural. Estilísticamente, el jarrón responde a la escultura animalista del siglo XIX, naturalista en la representación, tanto en la expresión de los animales como en los detalles de su anatomía, pelaje, etc., aunque avanza el decorativismo del Art Nouveau. El pavo real posee algunas de las características humanas más admiradas, y es un símbolo de la integridad y la belleza que podemos alcanzar cuando nos esforzamos por mostrar nuestro verdadero rostro. En la historia, el mito, la leyenda, la tradición y el simbolismo, el pavo real es portador de presagios de nobleza, santidad, guía, protección y vigilancia. El pavo real es un tótem de gloria, espiritualidad, despertar, inmortalidad, refinamiento e incorruptibilidad. En la espiritualidad china se asocia con Kwan-yin, (diosa de la misericordia, protectora de mujeres y niños, y de la fertilidad) que también es emblema del amor, la vigilancia, la compasión, la buena voluntad, la crianza y la bondad. El simbolismo del pavo real es largo, ya que su majestuosidad ha atraído la atención de la humanidad desde la antigüedad. Aunque se asocia al concepto de vanidad, el pavo real es, en casi todas las culturas, un símbolo solar relacionado con la belleza, la gloria, la inmortalidad y la sabiduría. Es originario de la India y fue Alejandro Magno quien lo llevó, junto con su significado simbólico, a Occidente a través de Babilonia, Persia y Asia Menor, hasta llegar a Grecia en la Época Clásica. Su simbolismo solar está sin duda relacionado con su larga cola de colores y sus dibujos en forma de ojos que, por su forma circular y su brillo, conectan también con el ciclo vital y eterno de la naturaleza.

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