Null LACLOCHE, París. Circa 1950. Anillo de platino 950 ‰ engastado en su centro…
Descripción

LACLOCHE, París. Circa 1950. Anillo de platino 950 ‰ engastado en su centro con un raro diamante natural talla inglesa de 13,44 cts en engaste de doble garra. Sin firmar, con matasellos Helluin-Mattlinger. Pequeños desconchones en el redondel facetado y pulido y en algunos bordes. Peso bruto: 8,7 g; TDD: 55. Informe gemológico del Laboratoire Français de Gemmologie n°409056 que indica: - Color: I; Claridad: VS1; Fluorescencia: ninguna; Tipo: 1a; Masa: 13,44 cts. Experto : Emeric BUFFETAUD Lote visible con cita previa el viernes 10 y el lunes 13 de mayo de 2024. Se requerirá un depósito para pujar por este lote, por favor póngase en contacto con la Casa de Subastas: 06 30 19 52 55 / [email protected] Las pujas en vivo se cerrarán para este lote. Aunque no podemos estar seguros de cuándo se talló este diamante, ya que habría pocas pruebas que lo corroboren (restos de talla de un material antiguo y poco equilibrado), esta magnífica piedra nos da una idea de la evolución de la talla del diamante. En efecto, existe una pequeña publicación encuadernada en forma de tratado sobre el diamante, en varias ediciones, entre ellas la de 1753, de David Jeffries, diamantista y comerciante inglés. Él mismo tradujo este tratado al francés (Francia era el país más rico del mundo en aquella época). Jeffries dedicó su tratado al Príncipe de Condé y, por supuesto, a su magnífico diamante rosa, aún en Chantilly, adquirido y donado por Luis XIII por los servicios prestados por el Gran Condé durante la Guerra de los Treinta Años. Lo interesante de este libro es que explica que la primera talla brillante, conocida como "quarrée brillant", llegó a finales del siglo XVII, un buen siglo antes de la creación de la Manufacture Royale de taille de diamants aux quinze-vingts en París por Luis XVI, como reveló la tesis de Bleue-Marine Massard hace unos años; Jeffries explica que, de hecho, se tallaban sobre todo rosas, naïves, retratos y cualquier oportunidad de conservar al máximo la masa del diamante bruto de base, cuyas formas originales son numerosas, según la categoría del yacimiento (primario, secundario, etc.).En aquella época, era una auténtica obsesión: el punto de partida era un diamante en bruto, por ejemplo dos pirámides soldadas por la base: un octaedro con una masa inicial. El objetivo era tallarlo con la menor pérdida de peso posible; tallando menos se ahorraba tiempo, se rompía menos y, al final, se vendía. Para las piedras pequeñas y las rosas, se recurría al trabajo del "jouaillier" (joyero), que engarzaba las joyas (véase la joyería mogola de la época), colocaba lentejuelas de plata, etc. Pero hacia 1670, Tavernier se dio cuenta de que había que "brillar" los diamantes para mejorar su fuego, es decir, añadir geométricamente pequeñas facetas triangulares inclinadas en un ángulo preciso alrededor de la tabla; en aquella época, nuestras 4C de hoy se reducían a la transparencia y la pureza del material. Hablamos del agua: mirar un diamante tallado puede compararse a ver un pequeño río manantial. Con una escala (1ª agua, 2ª agua, etc...), a la que podemos añadir la belleza del matiz: "Deben parecer una gota de agua de roca perfectamente clara...". Así pues, conservamos la faja del octaedro original (cuando se trata de un octaedro), que pulimos y "abrillantamos" en la mesa después de la escisión, así como en la nalga, para crear lo que se denomina entonces el "brillo de cantera". Para nosotros hoy, este brillante de cantera es una talla inglesa, el famoso "cojín inglés", la primera "talla brillante" regular, la del Regente, señalada en 1698. El diamante que presentamos hoy es un ejemplo de esta talla. Si se observan atentamente las fotografías de frente, se puede ver el evidente "desgaste" en los bordes de la tabla, lo que indica que esta piedra se engastó por última vez en una meseta hace algún tiempo.

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LACLOCHE, París. Circa 1950. Anillo de platino 950 ‰ engastado en su centro con un raro diamante natural talla inglesa de 13,44 cts en engaste de doble garra. Sin firmar, con matasellos Helluin-Mattlinger. Pequeños desconchones en el redondel facetado y pulido y en algunos bordes. Peso bruto: 8,7 g; TDD: 55. Informe gemológico del Laboratoire Français de Gemmologie n°409056 que indica: - Color: I; Claridad: VS1; Fluorescencia: ninguna; Tipo: 1a; Masa: 13,44 cts. Experto : Emeric BUFFETAUD Lote visible con cita previa el viernes 10 y el lunes 13 de mayo de 2024. Se requerirá un depósito para pujar por este lote, por favor póngase en contacto con la Casa de Subastas: 06 30 19 52 55 / [email protected] Las pujas en vivo se cerrarán para este lote. Aunque no podemos estar seguros de cuándo se talló este diamante, ya que habría pocas pruebas que lo corroboren (restos de talla de un material antiguo y poco equilibrado), esta magnífica piedra nos da una idea de la evolución de la talla del diamante. En efecto, existe una pequeña publicación encuadernada en forma de tratado sobre el diamante, en varias ediciones, entre ellas la de 1753, de David Jeffries, diamantista y comerciante inglés. Él mismo tradujo este tratado al francés (Francia era el país más rico del mundo en aquella época). Jeffries dedicó su tratado al Príncipe de Condé y, por supuesto, a su magnífico diamante rosa, aún en Chantilly, adquirido y donado por Luis XIII por los servicios prestados por el Gran Condé durante la Guerra de los Treinta Años. Lo interesante de este libro es que explica que la primera talla brillante, conocida como "quarrée brillant", llegó a finales del siglo XVII, un buen siglo antes de la creación de la Manufacture Royale de taille de diamants aux quinze-vingts en París por Luis XVI, como reveló la tesis de Bleue-Marine Massard hace unos años; Jeffries explica que, de hecho, se tallaban sobre todo rosas, naïves, retratos y cualquier oportunidad de conservar al máximo la masa del diamante bruto de base, cuyas formas originales son numerosas, según la categoría del yacimiento (primario, secundario, etc.).En aquella época, era una auténtica obsesión: el punto de partida era un diamante en bruto, por ejemplo dos pirámides soldadas por la base: un octaedro con una masa inicial. El objetivo era tallarlo con la menor pérdida de peso posible; tallando menos se ahorraba tiempo, se rompía menos y, al final, se vendía. Para las piedras pequeñas y las rosas, se recurría al trabajo del "jouaillier" (joyero), que engarzaba las joyas (véase la joyería mogola de la época), colocaba lentejuelas de plata, etc. Pero hacia 1670, Tavernier se dio cuenta de que había que "brillar" los diamantes para mejorar su fuego, es decir, añadir geométricamente pequeñas facetas triangulares inclinadas en un ángulo preciso alrededor de la tabla; en aquella época, nuestras 4C de hoy se reducían a la transparencia y la pureza del material. Hablamos del agua: mirar un diamante tallado puede compararse a ver un pequeño río manantial. Con una escala (1ª agua, 2ª agua, etc...), a la que podemos añadir la belleza del matiz: "Deben parecer una gota de agua de roca perfectamente clara...". Así pues, conservamos la faja del octaedro original (cuando se trata de un octaedro), que pulimos y "abrillantamos" en la mesa después de la escisión, así como en la nalga, para crear lo que se denomina entonces el "brillo de cantera". Para nosotros hoy, este brillante de cantera es una talla inglesa, el famoso "cojín inglés", la primera "talla brillante" regular, la del Regente, señalada en 1698. El diamante que presentamos hoy es un ejemplo de esta talla. Si se observan atentamente las fotografías de frente, se puede ver el evidente "desgaste" en los bordes de la tabla, lo que indica que esta piedra se engastó por última vez en una meseta hace algún tiempo.

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