SÈVRES
Juego de 10 platos hondos de porcelana, base azul ágata, decorados en el borde con un friso de palmetas doradas y en el centro con una roseta de palmetas, ribeteada con filetes dorados. Astillas y grietas de cocción.
Manufactura real de Sèvres, 1832, 1833, 1834, 1844 y 1845.
Marcas en azul con la figura del rey Luis Felipe, fechado, marcas en rojo "Château de St Cloud" y "Château de Compiègne", marcas del dorador Moyez.
D. 24 cm.
Procedencia
Servicio del rey Luis Felipe en los castillos de Saint-Cloud y Compiègne.
Historia
El primer encargo de Luis Felipe para una de sus residencias llegó relativamente pronto: en abril y junio de 1832, se pidió a la manufactura de Sèvres que suministrara un servicio de 1.036 piezas (entre ellas 300 platos llanos) para el castillo de Saint-Cloud, a pesar del desinterés del rey por esta residencia. La elección de este palacio se debió sin duda al hecho de que, curiosamente, no disponía de ningún servicio digno de la mesa real desde el servicio en miniatura y mozáico de Luis XVI. Joséphine tomó el servicio rojo pardo con flores de Malmaison después de Redouté (1805), el cardenal Fesch recibió el servicio azul lapislázuli con cabezas imitando el camafeo inicialmente destinado a Saint-Cloud (1808) y Compiègne recibió el servicio dorado con guirnaldas de flores inicialmente destinado a la residencia clodaldiana (1809). Este fue el comienzo de las interconexiones entre Compiègne y Saint-Cloud, ya que Luis Felipe decidió entregar el mismo servicio con fondo azul ágata, friso de palmetas impresas en oro y roseta en el centro de las piezas que probablemente se utilizarían en Compiègne, en enero de 1833 (2.218 piezas). Bajo la Restauración, el servicio de "capraire" se utilizó en ambas residencias.
Esta elección similar obligó a la Casa del Rey, en una carta fechada el 31 de enero de 1833, a pedir a la Manufactura que diferenciara la finalidad de cada pieza mediante una "inscripción debajo", que sería de hecho un sello rojo en el reverso, junto a las marcas de fabricación y decorativas habituales de la Manufactura. Esta decisión, única en la historia de los servicios reales en Francia, se aplicó a todos los servicios de mesa del rey Luis Felipe, a excepción del servicio Bals y de los servicios de postre (encargados por el rey como tales, aunque todos los servicios de mesa reales eran en realidad servicios de entrante y de postre).
