EXCEPTIONNELLE PAIRE DE JUMELLES DE THÉ TRE AU CHIFFRE DE L'IMPÉRATRICE MARIE-LO…
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EXCEPTIONNELLE PAIRE DE JUMELLES DE THÉ TRE AU CHIFFRE DE L'IMPÉRATRICE MARIE-LOUISE, DUCHESSE DE PARME

Par de prismáticos o anteojos de teatro de latón dorado y carey, con semiescuadra de estrellas de oro rosa alternadas con lunares de nácar, y asas plegables de carey decoradas en suite; firmados en el anillo ocular "Lemière, breveté du Roi, Palais royal n°6" y número "73" en la garganta. Conservado en su estuche original de marroquinería roja con decoración dorada que imita una escena teatral, con el borde superior que muestra los paneles del telón y el inferior un conjunto de bailarinas que sostienen una guirnalda de flores, alternando con plantas florales; la tapa, abisagrada por un pulsador, está decorada en el centro con el número "ML" coronado en cursiva, sobre un fondo de un semiset de estrellas doradas, el interior en terciopelo de seda púrpura. Hacia 1820-1825. L. 11,2 cm (asa plegada); 20,5 cm (asa desplegada) x 4,2 cm. Procedencia - María Luisa de Austria, emperatriz de Francia y duquesa de Parma (1791-1847). - Colección Rothschild. Historia En el siglo XIX, los prismáticos de teatro eran sin duda el accesorio de moda imprescindible que la gente llevaba consigo al teatro o a la ópera, para corregir la mala vista pero sobre todo para poder observar con detalle a los bailarines o actores que actuaban en escena. Fue durante el Siglo de las Luces cuando se desarrolló especialmente el arte de la ópera y cuando hizo su aparición el catalejo; era entonces un objeto de moda, ricamente decorado, a menudo adornado con materiales preciosos, y suministrado tanto por ópticos de renombre como por orfebres. El desarrollo de los ópticos bajo el Imperio Con las guerras de la Revolución y del Imperio, los instrumentos ópticos se hicieron más precisos, pero siguieron siendo un artículo de lujo. Napoleón recurrió principalmente a Noël-Jean Lerebours (1762-1840), el primer óptico francés que compitió con los ingleses en este campo, premiado en el Salón de 1806 por sus catalejos, telescopios y otros instrumentos ópticos. En su Catalogue et prix des instruments d'optique, de physique, etc., encontramos, además de catalejos de campaña, modelos con lentes más pequeñas destinados al uso civil. La empresa Lerebours se jactaba de estar detrás de su fabricación, llamándolos "catalejos Lerebours". El mantenimiento diario de los instrumentos ópticos del Emperador se confiaba a un hombre de su confianza, como su mameluco Roustam, formado para esta tarea por el propio Lerebours, que en 1805 escribió Instructions sur la manière de nettoyer les verres des lunettes (Instrucciones sobre cómo limpiar las lentes de las gafas). El óptico Chevallier, antiguo proveedor de la Corte de Versalles, y el orfebre Bapst figuraban entre los proveedores de la casa del Emperador. La emperatriz María Luisa, que asistía a los espectáculos al menos dos veces por semana, también era una gran amante de estos catalejos, que utilizaba y a veces regalaba a su círculo íntimo de amistades. Lemière, inventor de los prismáticos de teatro Aunque los catalejos alcanzaron su máxima popularidad bajo el Primer Imperio, fueron sustituidos por los prismáticos de teatro bajo Carlos X. El óptico Lemière, que tenía una tienda en el Palais Royal, parece haber sido el primero en perfeccionar el sistema de doble lente, insertando un mecanismo entre los dos brazos para ajustar la visión. En 1818, Lemière propone ya varios tipos de instrumentos curiosos, como las lorgnettes de teatro de cristal facetado y las lorgnettes en forma de reloj ya equipadas con un mecanismo. Ya en 1823, se disputa este invento con su colega Bautain, antes de registrar su patente en 1825 y conservar el monopolio de la comercialización de prismáticos de teatro durante varios años más. Poco antes de 1830, varios litigios importantes con los fabricantes de gafas Derepas y Siegler le hicieron perder la exclusividad de este invento, al tiempo que daban gran publicidad entre los aficionados al teatro y a la ópera. María Luisa, mecenas de las artes Convertida en duquesa de Parma tras la caída del Imperio en marzo de 1816, María Luisa quiso mantener su papel de mecenas de las artes y el espectáculo durante todo su reinado. Especialmente aficionada a la música, hizo reformar el Teatro Farnesio y construir el Teatro Ducal de Parma, hoy Teatro Regio, a partir de 1821 y hasta 1829. Al mismo tiempo, en la década de 1820, creó el Conservatorio de Parma y apoyó a jóvenes compositores, entre ellos Bellini, Toscanini y Verdi, que se distinguieron en su Corte. Las cuentas de la casa real demuestran que la duquesa seguía apegada al lujo francés que había apoyado bajo el Imperio, y continuaba acudiendo regularmente a los proveedores de la capital francesa. Es muy probable que fuera en lisa

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