Edmond Lechevallier-Chevignard (francés, 1825-1902) La fuente del amor delante del castillo de Chaumont-sur-Loire, 1864 Lienzo firmado y fechado abajo a la izquierda: "E. LECHEVALLIER . CHEVIGNARD .P. / .MDCCCLXIV". Alto 140,5 Ancho 173,5 cm. (restauraciones, accidentes) Bibliografía: "Explication des ouvrages de peinture, sculpture, architecture, gravure et lithographie des artistes vivants, exposés au Palais des Champs-Elysées le 1er mai 1865", París, Charles de Mourgues frères, probablemente nº 1275, "La Touraine". Alumno de Martin Drolling, Edmond Lechevallier-Chevignard fue uno de los pintores de escenas de género histórico, siguiendo los pasos de Paul Delaroche y Olivier Merson. Nuestro cuadro transcribe a la perfección este nuevo género, reuniendo a personajes vestidos con trajes renacentistas en el encantador marco de una "Fuente del Amor". Tema recurrente, reúne a personajes en un ambiente cortesano donde se invita a las artes, con Cupido y Venus al fondo. Los pintores libertinos del siglo XVIII, como François Boucher y Jean-Honoré Fragonard, no dejaron de ilustrar este tema bajo el disfraz de la representación galante. Aquí, la música y la lectura enmarcan a dos amigas cogidas de la mano. Otra mujer trenza una corona de flores mientras Cupido se prepara para encender la pasión del amor. Expuesto en el Salón desde 1849, Lechevallier-Chevignard siguió una carrera oficial y fue condecorado con una medalla de 3ª clase en 1859. Nuestro cuadro es probablemente el presentado en el Salón de 1865 con el título "La Touraine" en el número "1275". "Esta evocación de la vida del siglo XVI, que amaba y conocía por encima de todo" (P.V., "Nécrologie Edmond Lechevallier-Chevignard", La Chronique des Arts et de la Curiosité : supplément à la Gazette des Beaux-Arts", 29 de marzo de 1902, p.103) revela al fondo la fachada del castillo de Chaumont-sur-Loire. En aquella época, el castillo era propiedad del vizconde Joseph Walsh, casado con la viuda del conde de Aramon, propietario del castillo entre 1833 y 1847. Este último encargó importantes obras de restauración y mejora de la propiedad, en particular de sus jardines, que siguen siendo famosos hoy en día. El Salón de 1865 siguió fomentando la rivalidad entre los grandes y los pequeños géneros, como señalaron algunos comentaristas de la época, como Félix Jahyer ("Salon de 1865: étude sur les beaux-arts", París, Dentu, p. 6). Deploraba que la inmensa mayoría de los artistas vivos se complacieran en seguir los pasos de pintores como Greuze, maestro orquestador de escenas de género históricas. "Es mucho más fácil superar a este agradable pintor que seguir las huellas de los grandes maestros, incluso a distancia", declara. No es el caso de nuestro cuadro, que en cierto modo recuerda en su composición a los conciertos campestres de los grandes maestros del Renacimiento, como Tiziano.