Descripción
Antiguo carcaj "Talor" con dardos envenenados de cerbatana. El pasador está tallado con una figura sentada de rostro deformado, y la parte superior de la tapa con una flor en relieve (contiene tres dardos). Madera de palma, hueso, hermosos cierres de ratán y bambú, viejas marcas de desgaste, pequeña grieta en la tapa y el receptáculo. Dayak, Kalimantan oriental, Indonesia. 37,5 x 11 cm. Observaciones: Los tolors eran utilizados por las tribus Dayak para sostener dardos de cerbatana para la caza. El cuerpo de la aljaba consta de un tubo de bambú y una tapa en la parte superior, que era esencial para proteger a los cazadores de los dardos sumergidos en un potente veneno utilizado para dormir a sus presas. El pasador unido al tubo de bambú con ratán tejido servía para sujetar el carcaj al cinturón del cazador. En Borneo, la caza se asociaba a peligros físicos y espirituales, por lo que los alfileres se tallaban a menudo, como en este bello ejemplar, con una figura guardiana para proteger al cazador de la desgracia y los malos espíritus.
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Antiguo carcaj "Talor" con dardos envenenados de cerbatana. El pasador está tallado con una figura sentada de rostro deformado, y la parte superior de la tapa con una flor en relieve (contiene tres dardos). Madera de palma, hueso, hermosos cierres de ratán y bambú, viejas marcas de desgaste, pequeña grieta en la tapa y el receptáculo. Dayak, Kalimantan oriental, Indonesia. 37,5 x 11 cm. Observaciones: Los tolors eran utilizados por las tribus Dayak para sostener dardos de cerbatana para la caza. El cuerpo de la aljaba consta de un tubo de bambú y una tapa en la parte superior, que era esencial para proteger a los cazadores de los dardos sumergidos en un potente veneno utilizado para dormir a sus presas. El pasador unido al tubo de bambú con ratán tejido servía para sujetar el carcaj al cinturón del cazador. En Borneo, la caza se asociaba a peligros físicos y espirituales, por lo que los alfileres se tallaban a menudo, como en este bello ejemplar, con una figura guardiana para proteger al cazador de la desgracia y los malos espíritus.