Null Fragmento de dragón de terracota; dinastía Ming, 1368-1644.

Terracota esma…
Descripción

Fragmento de dragón de terracota; dinastía Ming, 1368-1644. Terracota esmaltada y vidriada. Procedencia: Importante colección británica. Medidas: 54 x 35 x 30 cm. Esta terracota, que muestra restos de su vidriado original, representa una destacada contribución al esquema decorativo de un templo perteneciente a la dinastía Ming caracterizado por una vibrante paleta de colores que incluye tonos verdes, marrón oscuro y amarillo ocre, exhibiendo magistralmente la figura de un imponente dragón en movimiento. La detallada representación de su boca abierta, sus afilados colmillos y sus ojos brillantes subraya su intención de disuadir a posibles transgresores, ya fueran de origen humano o sobrenatural, que intentaran infiltrarse en la estructura que una vez adornó. Este fragmento es parte integrante de un friso mayor de elementos vidriados que antaño adornaban tanto el interior como el exterior de la arquitectura del templo. La contemplación mental de toda la estructura del templo revestida con estos azulejos, desde las paredes hasta el tejado, revela claramente la esplendorosa magnificencia que caracterizó a la China de la dinastía Ming. La dinastía Ming es uno de los periodos más largos de la historia china, con una duración aproximada de tres siglos. Tras el periodo Yuan de dominación extranjera, el periodo Ming supuso el restablecimiento de los valores tradicionales chinos. Los diecisiete emperadores de esta dinastía reinaron en un estado de relativa paz y prosperidad, y pertenecían a la etnia Han (mayoritaria en China), al igual que el funcionariado. La economía se transformará de un estado agrario a uno completamente mercantil al final de la dinastía.

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Fragmento de dragón de terracota; dinastía Ming, 1368-1644. Terracota esmaltada y vidriada. Procedencia: Importante colección británica. Medidas: 54 x 35 x 30 cm. Esta terracota, que muestra restos de su vidriado original, representa una destacada contribución al esquema decorativo de un templo perteneciente a la dinastía Ming caracterizado por una vibrante paleta de colores que incluye tonos verdes, marrón oscuro y amarillo ocre, exhibiendo magistralmente la figura de un imponente dragón en movimiento. La detallada representación de su boca abierta, sus afilados colmillos y sus ojos brillantes subraya su intención de disuadir a posibles transgresores, ya fueran de origen humano o sobrenatural, que intentaran infiltrarse en la estructura que una vez adornó. Este fragmento es parte integrante de un friso mayor de elementos vidriados que antaño adornaban tanto el interior como el exterior de la arquitectura del templo. La contemplación mental de toda la estructura del templo revestida con estos azulejos, desde las paredes hasta el tejado, revela claramente la esplendorosa magnificencia que caracterizó a la China de la dinastía Ming. La dinastía Ming es uno de los periodos más largos de la historia china, con una duración aproximada de tres siglos. Tras el periodo Yuan de dominación extranjera, el periodo Ming supuso el restablecimiento de los valores tradicionales chinos. Los diecisiete emperadores de esta dinastía reinaron en un estado de relativa paz y prosperidad, y pertenecían a la etnia Han (mayoritaria en China), al igual que el funcionariado. La economía se transformará de un estado agrario a uno completamente mercantil al final de la dinastía.

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