Null Escuela mexicana; siglo XVIII.
"Inmaculada Concepción".
Acuarela y pan de o…
Descripción

Escuela mexicana; siglo XVIII. "Inmaculada Concepción". Acuarela y pan de oro. Medidas: 26 x 19 cm; 41 x 33 cm (marco). Representación de la Inmaculada Concepción en la que estilísticamente, las proporciones de su anatomía, su rostro y la policromía sitúan la obra dentro del siglo XVIII, ya con una clara influencia del Neoclasicismo, pero manteniendo ciertas, aunque leves, características del Barroco como el tratamiento estético del fondo que compone la imagen, y el material en el que está realizada. Esta mezcla de influencias era habitual en la época, pero normalmente, como en este caso, los artistas tendían a inclinarse por una de las dos tendencias principales: o bien mantener la tradición, o bien abrazar las novedades que llegaban de Europa e irradiaban desde centros como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, o la Academia de Roma. Cabe mencionar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló principalmente la pintura religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tomaron como modelo las obras españolas, que siguieron literalmente en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes eran los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares; sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, en la época de la independencia y la apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a plasmar un nuevo modelo de pintura con identidad propia.

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Escuela mexicana; siglo XVIII. "Inmaculada Concepción". Acuarela y pan de oro. Medidas: 26 x 19 cm; 41 x 33 cm (marco). Representación de la Inmaculada Concepción en la que estilísticamente, las proporciones de su anatomía, su rostro y la policromía sitúan la obra dentro del siglo XVIII, ya con una clara influencia del Neoclasicismo, pero manteniendo ciertas, aunque leves, características del Barroco como el tratamiento estético del fondo que compone la imagen, y el material en el que está realizada. Esta mezcla de influencias era habitual en la época, pero normalmente, como en este caso, los artistas tendían a inclinarse por una de las dos tendencias principales: o bien mantener la tradición, o bien abrazar las novedades que llegaban de Europa e irradiaban desde centros como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, o la Academia de Roma. Cabe mencionar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló principalmente la pintura religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tomaron como modelo las obras españolas, que siguieron literalmente en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes eran los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares; sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, en la época de la independencia y la apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a plasmar un nuevo modelo de pintura con identidad propia.

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