Null RARO CONJUNTO DE SEIS CUCHILLOS DE CUCHILLAS DE ACERO ricamente grabados co…
Descripción

RARO CONJUNTO DE SEIS CUCHILLOS DE CUCHILLAS DE ACERO ricamente grabados con una cartela de cuatro lóbulos de follaje coronada por una cabeza de ángel alada sobre fondo dorado. En el reverso de cada hoja hay grabados diferentes adagios: - La esperanza alimenta lo que la fortuna mata - La llama no disuelve lo que la virtud ata - Antes morir que cambiar - Donde la virtud da fortuna se abusa - En fidelidad acabaré mi vida - Contentemet pasa riqueza Cada hoja está marcada dos veces con la letra E. Virolas de hoja de acanto, cachas de nácar y capiteles de hierro forjado dorado. Estuche tubular original sobre peana, con alma de madera forrada en cuero pintado decorado con cuatro cartelas ovales que alternan retratos de hombres y mujeres. Francia, finales del siglo XVI, principios del XVII. Longitud de cada cuchillo: 26,5 cm Anchura de la hoja: 2,7 cm Estuche: Altura: 36,5 cm - Diámetro: 10,5 cm (Daños y piezas faltantes) Modelos de cuchillos con decoración grabada similar sobre fondo dorado y uso de nácar se encuentran actualmente en las colecciones del Louvre (n.º MRR 188), el Met (n.º 93.13.24) y el V&A (n.º M.604-1910). En el Museo del Bargello de Florencia se expone un cuchillo de idéntica hoja, con el mismo grabado de un adagio y la misma decoración de entabladura, procedente de la colección de Louis Carrand (Lyon, 1827 - 1888, Florencia). El siglo XVI vio el auge de los cuchillos de mesa en Francia. En 1565, el oficio de cuchillero se organizó con la publicación de las Cartas Patentes de Carlos IX. Éstas obligaban a cada maestro a marcar su trabajo con su propio sello, lo que explica la letra E que figura en cada hoja de nuestros cuchillos. Estos estatutos, que sólo se aplicaban a los cuchilleros parisinos, se extendieron rápidamente. La proliferación de los "ymagiers", artesanos especializados en la decoración de los mangos, favoreció también la aparición de formas más elegantes y sofisticadas, realzadas por el uso de materiales preciosos como el marfil y el nácar. Convertido en objeto de arte, el cuchillo se convirtió también en una marca de prestigio. La Corte era itinerante, y la vida seguía los ritmos de los viajes y la guerra, por lo que era costumbre llevar el propio cuchillo de mesa, un accesorio privilegiado para mostrar la propia riqueza a los demás invitados. Nuestro juego encaja perfectamente con este arte de vivir. La funda facilita su transporte, mientras que la inscripción de los refranes debió de ser objeto de numerosas y animadas discusiones durante comidas como las que Francia sabía dar.

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RARO CONJUNTO DE SEIS CUCHILLOS DE CUCHILLAS DE ACERO ricamente grabados con una cartela de cuatro lóbulos de follaje coronada por una cabeza de ángel alada sobre fondo dorado. En el reverso de cada hoja hay grabados diferentes adagios: - La esperanza alimenta lo que la fortuna mata - La llama no disuelve lo que la virtud ata - Antes morir que cambiar - Donde la virtud da fortuna se abusa - En fidelidad acabaré mi vida - Contentemet pasa riqueza Cada hoja está marcada dos veces con la letra E. Virolas de hoja de acanto, cachas de nácar y capiteles de hierro forjado dorado. Estuche tubular original sobre peana, con alma de madera forrada en cuero pintado decorado con cuatro cartelas ovales que alternan retratos de hombres y mujeres. Francia, finales del siglo XVI, principios del XVII. Longitud de cada cuchillo: 26,5 cm Anchura de la hoja: 2,7 cm Estuche: Altura: 36,5 cm - Diámetro: 10,5 cm (Daños y piezas faltantes) Modelos de cuchillos con decoración grabada similar sobre fondo dorado y uso de nácar se encuentran actualmente en las colecciones del Louvre (n.º MRR 188), el Met (n.º 93.13.24) y el V&A (n.º M.604-1910). En el Museo del Bargello de Florencia se expone un cuchillo de idéntica hoja, con el mismo grabado de un adagio y la misma decoración de entabladura, procedente de la colección de Louis Carrand (Lyon, 1827 - 1888, Florencia). El siglo XVI vio el auge de los cuchillos de mesa en Francia. En 1565, el oficio de cuchillero se organizó con la publicación de las Cartas Patentes de Carlos IX. Éstas obligaban a cada maestro a marcar su trabajo con su propio sello, lo que explica la letra E que figura en cada hoja de nuestros cuchillos. Estos estatutos, que sólo se aplicaban a los cuchilleros parisinos, se extendieron rápidamente. La proliferación de los "ymagiers", artesanos especializados en la decoración de los mangos, favoreció también la aparición de formas más elegantes y sofisticadas, realzadas por el uso de materiales preciosos como el marfil y el nácar. Convertido en objeto de arte, el cuchillo se convirtió también en una marca de prestigio. La Corte era itinerante, y la vida seguía los ritmos de los viajes y la guerra, por lo que era costumbre llevar el propio cuchillo de mesa, un accesorio privilegiado para mostrar la propia riqueza a los demás invitados. Nuestro juego encaja perfectamente con este arte de vivir. La funda facilita su transporte, mientras que la inscripción de los refranes debió de ser objeto de numerosas y animadas discusiones durante comidas como las que Francia sabía dar.

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