https://www.youtube.com/watch?v=G2iE7vwtoeY&t=4s Rara caja suiza de oro (750‰) y esmalte con forma de pájaro cantor. Tabatière de forma rectangular con laterales cortados, esmaltada en azul celeste pleno en los paneles principales, los bordes y laterales esmaltados en champlevé negro con decoración dorada de celosías y hojas de acanto en las esquinas, la tapa centrada en una placa octogonal esmaltada con una escena alegórica del Amor Luminoso, que representa a un putto reclinado en un paisaje sosteniendo un pájaro que se eleva con una cinta, enmarcada en oro. La tapa con bisagras invisibles protege una placa calada grabada con volutas foliadas que protege el movimiento, sin firma visible. La parte posterior del estuche también se abre con una bisagra invisible en sentido inverso para revelar un compartimento para el rapé. El pulsador situado en el borde delantero, al que se ha añadido una pequeña placa dorada para evitar que el mecanismo se active cuando la tapa está cerrada, abre la escena esmaltada con bisagras y activa el pájaro, que se desplaza de derecha a izquierda batiendo las alas, moviendo al mismo tiempo el pico y la cola, imitando el mecanismo musical el canto de un pájaro. Con teclas, incluida la de cuerda. Muy buen estado, pequeños arañazos de desgaste, movimiento tal cual. Suiza, probablemente Ginebra, hacia 1810. Sellos de sol y números de inventario grabados. Altura: 3,8 cm - Longitud: 9,1 cm Profundidad: 6,1 cm - Peso bruto: 391,52 g Antecedentes históricos: Las tabaqueras con pájaros cantores aparecieron hacia 1784-1785, probablemente creadas por Pierre JACQUET-DROZ (1721-1790), relojero de Neuchâtel que creó numerosos autómatas. Estas maravillas técnicas y estéticas le valieron la reputación y la admiración de la clientela europea y extranjera, que se deleitó con estos pequeños juguetes hasta finales del siglo XIX. La época del Imperio fue testigo del apogeo de esta forma de arte, considerada alta joyería. Las cajas eran generalmente pequeñas y compactas, pero contenían complejos mecanismos que les permitían producir el sonido del canto y el gorjeo de los pájaros, a menudo utilizando plumas reales. La pintura esmaltada de nuestra caja, y en particular la escena de la tapa, puede compararse con el trabajo de los más grandes esmaltadores ginebrinos de la época, como RICHTER, DUPONT y LISSIGNOL. Bibliografía: Alfred CHAPUIS, E. DROZ, Les automates, Figures artificielles d'hommes et d'animaux. Histoire et technique, Neuchâtel, 1949. Sandrine GIRARDIER, L'entreprise Jaquet-Droz, Entre merveilles de spectacle, mécaniques luxueuses et machines utiles, 1758-1811, 2020.