Descripción
EXCEPCIONAL COFRE DE LA ÉPOCA DE LOUIS XIV, FRANCIA, SIGLO XVII TALLERES PARISIANOS en madera dorada, moldurada y tallada, decorado con reservas de vidrio y varillas biseladas, una de ellas restaurada, ligero accidente en el rebaje y restauración de uso, frontón con atributos guerreros y cabezas de indios, carcajs, cabezas de león componen un repertorio decorativo de primer orden con un cristal central de vidrio soplado y mercurizado de tamaño excepcional para la época. Excepcional espejo de ormolina Luis XIV, taller parisino del siglo XVII, Francia 240 x 125 CM - 94,5 x 49,2 IN. - - El siglo XVIII conoció, gracias a la acción combinada de Luis XIV y de su ministro Colbert, un desarrollo espectacular de la industria del espejo en Francia. Aquí tenemos la mejor expresión del ingenio de los ornamentalistas y artesanos franceses del gran siglo. La utilización de grandes espejos, trabajados y biselados, sublimados por un trabajo de escultura y dorado que reúne todos los adornos y clichés en boga en la época: carcajs que simbolizan el poder, cabezas de indios la expansión política del reino, cabezas de león y quimeras el poder del propio Rey. Todo ello con la ligereza y transparencia debidas a las reservas de esmaltes y a las varillas biseladas del marco en toda la superficie del cuerpo y del frontón. El tamaño y la calidad de la factura hacen de nuestro espejo un modelo raro, destinado sin duda a una gran casa.
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EXCEPCIONAL COFRE DE LA ÉPOCA DE LOUIS XIV, FRANCIA, SIGLO XVII TALLERES PARISIANOS en madera dorada, moldurada y tallada, decorado con reservas de vidrio y varillas biseladas, una de ellas restaurada, ligero accidente en el rebaje y restauración de uso, frontón con atributos guerreros y cabezas de indios, carcajs, cabezas de león componen un repertorio decorativo de primer orden con un cristal central de vidrio soplado y mercurizado de tamaño excepcional para la época. Excepcional espejo de ormolina Luis XIV, taller parisino del siglo XVII, Francia 240 x 125 CM - 94,5 x 49,2 IN. - - El siglo XVIII conoció, gracias a la acción combinada de Luis XIV y de su ministro Colbert, un desarrollo espectacular de la industria del espejo en Francia. Aquí tenemos la mejor expresión del ingenio de los ornamentalistas y artesanos franceses del gran siglo. La utilización de grandes espejos, trabajados y biselados, sublimados por un trabajo de escultura y dorado que reúne todos los adornos y clichés en boga en la época: carcajs que simbolizan el poder, cabezas de indios la expansión política del reino, cabezas de león y quimeras el poder del propio Rey. Todo ello con la ligereza y transparencia debidas a las reservas de esmaltes y a las varillas biseladas del marco en toda la superficie del cuerpo y del frontón. El tamaño y la calidad de la factura hacen de nuestro espejo un modelo raro, destinado sin duda a una gran casa.