Max Ernst Max Ernst

Tête à Cornes
1959

Oro de 23 quilates. Colgante de plástic…
Descripción

Max Ernst

Max Ernst Tête à Cornes 1959 Oro de 23 quilates. Colgante de plástico. 18,7 x 12,7 cm. Montado en marco de madera original (42,3 x 36,4 cm). Marcado en el reverso con el nombre del artista estampado "max ernst", numerado "6/8", los dos números de referencia de cuatro cifras del taller François Hugo y una marca de orfebre. Ejemplar 6/8 - En muy buen estado. Spies/Metken 3783, I Procedencia Colección privada Renania del Norte-Westfalia Exposiciones Cf. París 1961 (Le Point Cardinal), Max Ernst, Oeuvre Sculpté 1913 - 1961, cf. n.º 54 ("Huismes, 1959. 1960"). Literatura Claire Siaud/Pierre Hugo, Bijoux d'Artistes, Hommage à François Hugo, Aix-en-Provence 2001, p. 99 con ilustración en color a toda página. "Tête à Cornes", "Cabeza con cuernos", es una de las raras piezas de joyería de oro o plata en el mercado del arte que Max Ernst creó a partir de 1957 en simpática colaboración con el orfebre parisino François Hugo. Por iniciativa de Hugo, Ernst diseñó pequeños modelos de plastilina, una arcilla especial para modelar, que Hugo transformó en esculturas de oro de 23 quilates. Mientras que Hugo transformó algunas de estas placas en broches, es decir, piezas de joyería, interpretó otras en el sentido de un relieve y las montó en consecuencia sobre bases contrastadas y oscuras. Temáticamente, "Tête à Cornes" es una pequeña máscara. Este tema se introdujo en la obra de Ernst cuando vivió con su esposa Dorothea Tanning en Sedona, Arizona, a partir de 1946 y estudió los objetos de culto de los indios americanos, como los indios Zuni o Hopi. Su vocabulario formal influyó tanto en su escultura más famosa, la escultura de tamaño natural "Capricornio", como en los relieves decorativos con los que Max Ernst amuebló su casa de Sedona. En la placa que se ofrece, que se convierte en un rostro a partir de los tres círculos, Ernst diseñó también una máscara que desempeña un papel en la historia de la humanidad de forma ritual-cultual, insensata o simbólica. Al igual que las máscaras indias ejemplares, vive de la magia sugestiva de los ojos, fijos y grandes en el espectador.

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