Hans Bellmer Hans Bellmer

La muñeca. Memorias sobre el tema de la muñeca
1934

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Descripción

Hans Bellmer

Hans Bellmer La muñeca. Memorias sobre el tema de la muñeca 1934 Fotolibro con 10 añadas, impresiones en gelatina de plata alto brillo (cada una de aprox. 5,7 x 8,6 cm), montadas sobre cartulina amarilla con paginación en el reverso y un texto, impreso en papel fino rosa. Encuadernación en rústica jaspeada con etiqueta rosa en el lomo. 11,7 x 8,9 cm. 34 pp. Firmado a lápiz en la contracubierta. Publicado por Th. Eckstein, Carlsruhe/OS. Procedencia Del fotógrafo al padre del actual propietario. Bibliografía Carl Haenlein (ed.), Hans Bellmer. Photographien, Ausst.kat. Kestner-Gesellschaft, Hannover, Berlín 1984, p. 8 con ilustraciones; Birgit Käufer, Die Obsession der Puppe in der Photographie. Hans Bellmer. Pierre Molinier. Cindy Sherman, Bielefeld 2006, pp. 127-130 con ill. "¿No era en la muñeca, que sólo vivía de lo que uno pensaba en ella, que a pesar de su ilimitada docilidad sabía reservarse para la desesperación, no era en el diseño de tal calidad de muñeca donde uno podía encontrar lo que la imaginación buscaba en placer y realce? ¿No significaba el triunfo final sobre las jovencitas de ojos grandes y rasgados, cuando los dedos, ansiosos por atacar y formar algo, creaban lentamente, miembro a miembro, lo que los sentidos y el cerebro habían destilado? Uniendo articulación con articulación, probando el mayor rango de rotación de las esferas para la pose infantil, siguiendo suavemente los huecos, saboreando el placer de las protuberancias, perdiéndose en la concha de la oreja, haciendo cosas bonitas y un poco vengativamente también esparciendo la sal de las deformaciones. Encima, no detenerse de ningún modo ante el interior, destapar los pensamientos de niña contenida para que sus apuntalamientos se hagan visibles, a través del ombligo mejor, en el fondo de la barriga como un panorama coloridamente iluminado eléctricamente. - ¿No debería ser esa la solución?". Con esta pregunta concluye Hans Bellmer la parte introductoria de su libro "Die Puppe. Erinnerungen zum Thema Puppe", publicado en 1934 por Th. Eckstein en Carlsruhe/Oberschlesien. En nueve páginas de texto, el artista, influido a partes iguales por el dadaísmo y el surrealismo, describe en un lenguaje febril su lucha interior con un trauma de su juventud. El desencadenante del estado de agitación descrito, que oscila entre la sobreexcitación sexual, la desesperación teatral y la venganza agresiva, fue el afecto obsesivo de Bellmer por su propia prima Ursula Naguschewski ("Ursula N."), a quien está dedicado el libro. El texto supuestamente autobiográfico de Bellmer trata de las frustrantes experiencias con las "jovencitas", a las que equipara con "muñecas flexibles". Éstas son descritas como objetos de deseo y al mismo tiempo como actores que involucran al indefenso y adolescente narrador en primera persona -de forma irreflexiva o taimada- en su cruel juego. Hans Bellmer, que con la llegada al poder de los nacionalsocialistas se retiró de la vida laboral burguesa y se dedicó por completo a su arte obsesivo, empezó a trabajar en su primera muñeca en 1932, ayudado por su hermano Fritz, un experto técnico. No es la muñeca en sí, un armazón formado por una construcción de madera con rótulas y una "piel" rugosa como un caparazón formada por capas de lino, cola y yeso, sino las fotografías escenificadas con su ayuda lo que constituye la obra real del artista. Mediante la "documentación" fotográfica de la producción (y desmontaje) de su muñeca, Bellmer recrea el proceso de creación (y destrucción), vengándose así de la figura que le sirve de sustituto de la ignominia sufrida. Un acto que, como Bellmer admite al mismo tiempo, está condenado al fracaso. Sólo a través de la fotografía el muñeco de Bellmer adquiere su vivacidad. "El muñeco, que se enfrenta a nosotros [...] como una criatura morbosamente viva, visualiza por excelencia la cualidad fotográfica de generar la imagen viva de algo muerto. [...] Con la alusión al motivo del cadáver femenino, también se potencia el estatus pictórico de la feminidad, ya que con el rigor mortis el cuerpo se convierte en imagen y, por tanto, desafía virtualmente otras representaciones pictóricas". (Birgit Käufer, op. cit., p. 57). Bellmer utiliza diversos enfoques fotográficos para dar vida a la figura artística. Desde una eficaz puesta en escena fotográfica (retrato) que utiliza las altas luces para crear un efecto de claroscuro, hasta técnicas experimentales de cuarto oscuro, aquí en forma de impresión en negativo. Un autorretrato con muñeca muestra al fotógrafo como una sombra semitransparente y borrosa junto a su muñeca, claramente representada, que parece apartarse a la defensiva. El fotógrafo está casi siempre demasiado cerca de su sujeto, mostrando sólo fragmentos y detalles, a veces enmarcados por encajes y tules, que sugieren una violación o al menos una exposición vergonzosa. En

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