Albert Birkle

Albert Birkle Merlin 1921 Témpera sobre cartón con textura de lino. 91 x 60,5 cm. Enmarcado bajo cristal. - Laminado sobre madera. - En buen estado, recién coloreado. Pocos retoques. Agradecemos a Roswita y Viktor Pontzen, Archiv und Werkbetreuung Albert Birkle, Salzburgo, su asesoramiento científico. La obra figura en el catálogo razonado interno con el número 101. Procedencia Propiedad privada Berlín, década de 1920; Galerie Ambiente, Friburgo, 1995; Galerie Dr. Sternat, Viena, 1996/97; Galerie Weilinger, Salzburgo, 1999; Colección privada Austria, hasta 2008; en la Kinsky, Viena, subasta 70, 14 de octubre de 2008, lote 379; Colección privada Exposiciones Berlín 1922 (Verein Berliner Künstler im Berliner Künstlerhaus in Bellevuestraße), Exposición de primavera 1922; Londres 2019 (Tate Modern), Magic Realism. Art in Weimar Germany 1919-33, con ill. p. 86 ("El ermitaño") Literatura Cf. Silvia Kraker, Albert Birkle, Phil.Diss., Innsbruck 1992, cat. nº 722 (dibujo al carboncillo con el mismo motivo y las mismas dimensiones, titulado "Merlín II") A principios de los años veinte, Albert Birkle creó varias escenas de crucifixión que representan el horror por excelencia de forma exagerada y surrealista. Cuerpos alargados y demacrados, rostros con muecas y un colorido chillón dejan bien claro en estas escenas bíblicas el modelo del Retablo de Isenheim de Matthias Grünewald. Birkle utilizó un lenguaje pictórico igualmente manierista en esta misteriosa escena. Merlín, ya anciano, aparece desnudo y arrodillado en medio de un denso bosque atravesado por un caudaloso arroyo; un ciervo apoya confiadamente la cabeza en su regazo. Sin embargo, a pesar de la similitud cromática y formal con las crucifixiones, aquí falta el efecto mórbido y torturador; en cambio, una cierta armonía y tranquilidad caracterizan la escena. El hombre y la naturaleza que le rodea forman una unidad, los miembros largos y delgados del hombre y del animal se corresponden con las ramas nudosas. Una luz mágica, verde pálido, que parece emanar del arroyo, ilumina el bosque; la coloración resultante, amarillo-verde y gris-azul subenfriado, se suaviza y, por así decirlo, se calienta con zonas aisladas de color marrón rojizo. En esta obra temprana, Albert Birkle no sólo muestra su afinidad por los temas enigmático-surrealistas, sino también su extraordinaria expresividad e intensidad, que caracterizan toda su obra posterior.