SARTON, Liège - Fin XVIIIe siècle

Regulador de suelo de tamaño excepcional La caja de roble está finamente tallada con motivos de la época Luis XVI con temas veraniegos (trigo, flores, rosas, hojas) con tres lados esmaltados, un friso rodea la parte central, también una decoración de los mismos motivos alrededor de la esfera. La esfera es de tipo "regulador" fijada bajo cristal con indicación de las horas en números romanos en la parte inferior, de los minutos por aguja central y de los segundos por el pequeño segundero en la parte superior, minutero. El movimiento trapezoidal es móvil, el áncora del escape está fijada al revés, la fijación del conjunto se hace por el centro lo que lo hace móvil, un volante compensado y uno adicional para el sonería, un sistema de pesos para el engranaje del mecanismo, reserva de marcha de seis meses. Altura. 255 cm PROCEDENCIA Herkenrode Antiquaire, 2005 LITERATURA L'âge d'or de l'horlogerie Liégeoise, Liège remet les pendules à l'heure, p. 55. Este regulador se describe en el libro de referencia de Jacques Nève, Les pendules d'Hubert Sarton : 1748-1828 - Horloger, Mecánico, Inventor. Lo que impresiona a primera vista de este regulador de suelo son sus dimensiones, gigantescas. Este objeto, testimonio de lo infinitamente grande en el campo de la relojería, es también un instrumento de extrema precisión destinado a los científicos. Sin duda, este regulador de suelo estaba destinado a ser expuesto en un castillo, ya que en el Siglo de las Luces estaba de moda poseer un instrumento tan extremadamente preciso. Fue en 1657 cuando la relojería evolucionó significativamente, cuando un holandés, Christian Huygens, realizó la primera aplicación práctica del descubrimiento de Galileo de las leyes del péndulo (isocronismo de las oscilaciones pendulares). El término regulador se utilizó para designar un reloj de referencia que servía para regular o ajustar la hora de otros relojes o péndulos con la máxima precisión en la medición del tiempo. Fue con esta idea que Sarton creó este regulador, que a primera vista puede parecer rústico, pero que en realidad es de la máxima precisión. Una auténtica obra maestra del arte relojero.