Null FRANCESCO BERTOSI (Italia, primera mitad del siglo XVII).
"Retrato del card…
Descripción

FRANCESCO BERTOSI (Italia, primera mitad del siglo XVII). "Retrato del cardenal Pedro Fonseca", hacia 1627. Óleo sobre lienzo. Revestido. Firmado. Medidas: 137 x 100 cm. En este lienzo se representa al cardenal Pedro Fonstseca vestido con todos los símbolos de su rango, con el birrete en la cabeza y vistiendo la casulla cardenalicia escarlata. Al fondo, un gran drapeado púrpura recogido en el ángulo superior derecho. Todos estos elementos simbólicos y escenográficos permanecen en segundo plano, mientras el pintor centra la atención y el interés del espectador en el rostro de la figura. Su expresión es amable y abierta a pesar de su postura rígida; nos mira directamente y sonríe. El cromatismo, basado en los tonos rojo escarlata de la vestimenta del cardenal, se combina con los blancos muy matizados y los tonos ocres y terrosos del fondo, unificados bajo una atmósfera naturalista. Un aspecto fundamental del retrato del siglo XVII es transmitir la personalidad y el estado de ánimo del retratado, que no se expresaban en épocas anteriores, centradas exclusivamente en la apariencia externa. El naturalismo preconizaba la no idealización del semblante. El rostro del Cardenal se ilumina directamente, sus rasgos se modelan mediante una suave gradación de luces y sombras, y la pincelada se hace más corta y controlada, más descriptiva y cercana al dibujo. Frente al retrato exuberante y elegante, de ejecución virtuosa y elaborada, a principios del siglo XVII se desencadena una reacción general, basada en la austeridad compositiva y la sobriedad operativa. Así, frente al afán de virtuosismo del siglo anterior, los retratistas barrocos recuperaron los modelos anteriores de una manera más sobria y sólida, centrándose en la caracterización de las figuras, la elegancia de las poses y la delicada captación de las cualidades de los distintos objetos. El hecho de que este género pictórico se desarrollara en las grandes ciudades se debió al florecimiento comercial de las mismas. Esto favoreció el inicio de una incipiente burguesía, que aunaba riquezas para establecerse en un rango social superior y propició así el desarrollo de un género pictórico que favorecía la pompa y el reconocimiento personal, como el retrato.

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FRANCESCO BERTOSI (Italia, primera mitad del siglo XVII). "Retrato del cardenal Pedro Fonseca", hacia 1627. Óleo sobre lienzo. Revestido. Firmado. Medidas: 137 x 100 cm. En este lienzo se representa al cardenal Pedro Fonstseca vestido con todos los símbolos de su rango, con el birrete en la cabeza y vistiendo la casulla cardenalicia escarlata. Al fondo, un gran drapeado púrpura recogido en el ángulo superior derecho. Todos estos elementos simbólicos y escenográficos permanecen en segundo plano, mientras el pintor centra la atención y el interés del espectador en el rostro de la figura. Su expresión es amable y abierta a pesar de su postura rígida; nos mira directamente y sonríe. El cromatismo, basado en los tonos rojo escarlata de la vestimenta del cardenal, se combina con los blancos muy matizados y los tonos ocres y terrosos del fondo, unificados bajo una atmósfera naturalista. Un aspecto fundamental del retrato del siglo XVII es transmitir la personalidad y el estado de ánimo del retratado, que no se expresaban en épocas anteriores, centradas exclusivamente en la apariencia externa. El naturalismo preconizaba la no idealización del semblante. El rostro del Cardenal se ilumina directamente, sus rasgos se modelan mediante una suave gradación de luces y sombras, y la pincelada se hace más corta y controlada, más descriptiva y cercana al dibujo. Frente al retrato exuberante y elegante, de ejecución virtuosa y elaborada, a principios del siglo XVII se desencadena una reacción general, basada en la austeridad compositiva y la sobriedad operativa. Así, frente al afán de virtuosismo del siglo anterior, los retratistas barrocos recuperaron los modelos anteriores de una manera más sobria y sólida, centrándose en la caracterización de las figuras, la elegancia de las poses y la delicada captación de las cualidades de los distintos objetos. El hecho de que este género pictórico se desarrollara en las grandes ciudades se debió al florecimiento comercial de las mismas. Esto favoreció el inicio de una incipiente burguesía, que aunaba riquezas para establecerse en un rango social superior y propició así el desarrollo de un género pictórico que favorecía la pompa y el reconocimiento personal, como el retrato.

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