ANGE-JOSEPH ANTOINE ROUX MARSEILLE, 1765 - 1838

Vista del Puerto Viejo de Marsella desde Saint-Victor ; Vista del Puerto Viejo de Marsella y del Fuerte Saint-Jean Acuarelas (par) Firmadas y fechadas abajo a la izquierda Antoine Roux Marseille 1801 ; Doble firmado y fechado abajo a la derecha Ant. Roux Marseille 1801 58 x 86,5 cm (cada una) Perteneciente a una dinastía de pintores marinos e hidrógrafos, Ange-Joseph Antoine Roux es probablemente el más dotado de su clase. En Endoume, pequeño pueblo de pescadores En Endoume, pequeño pueblo de pescadores donde pasó su juventud, dibujó las costas de Marsella y los barcos que hacían escala allí, multiplicando las vistas de los puertos, los múltiples detalles de la vida local, disfrutando de la anécdota tanto como del retrato de un velero. El estudio de los personajes y de sus diversas actitudes se combina con un tratamiento casi documental de los lugares representados. Esto es sin duda es la manifestación de su capacidad como hidrógrafo, profesión que también ejerció su padre, Joseph Roux (1725 - 1789), para el Rey y que consistía en cartografiar las costas. Antoine Roux empezó a trabajar desde muy joven con su padre, cuyo taller estaba situado en el puerto viejo. Así, al contemplar sus numerosos dibujos, se tiene la sensación de tener una idea precisa del aspecto que podía tener el puerto de Marsella en el siglo XVIII. Su talento le convirtió también en uno de los retratistas de barcos más solicitados, un nuevo género del que parece ser el creador. A partir de finales del siglo XVIII, los encargos se multiplican y numerosos marineros, navegantes y corsarios recalan en Marsella y le piden que los pinte. Para los marineros que habían sobrevivido a sus desgracias en el mar, también comenzó a realizar exvotos. Así, apostado en la desembocadura de una calle o en una escalera que desemboca en el puerto, Antoine Roux sorprende a un perro que busca comida perdida, a un vagabundo que da limosna e incluso a la barca varada de un pescador impotente para levantarla. Roux nos introduce directamente en la vida cotidiana de los habitantes, donde la escena de género se codea con el paisaje y el mar. Pero la protagonista sigue siendo Marsella. Una de las escenas nos muestra el puerto desde la plaza Saint-Victor, la segunda ofrece una vista más cercana del fuerte Saint Jean coronado por la torre Fanal, monumento emblemático construido en 1644. Los tonos ocres, la importancia concedida al cielo mediterráneo y las múltiples interacciones entre los personajes reflejan las razones por las que Roux nunca se cansó de su ciudad natal.