École napolitaine du XVIIIe siècle La estatua del Gigante y la Fuente de la Inma…
Descripción

École napolitaine du XVIIIe siècle

La estatua del Gigante y la Fuente de la Inmaculada, Piazza del Plebiscito Aguada sobre papel 24 x 34 cm Llegado en 1668 a petición del virrey Pedro Antonio de Aragón, el Gigante de Palacio fue durante un tiempo uno de los grandes símbolos de la ciudad, conocido por todos los napolitanos. Con un espíritu un tanto travieso y vengativo, los habitantes acudían a la plaza cercana al Palacio Real donde se había instalado la estatua y repartían algunas buenas palabras satíricas contra las autoridades. La estatua, que debía simbolizar el poder y la fuerza del poder en la fuerza, se convirtió en un medio para las quejas del pueblo. Cuando el siguiente virrey, Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, prometió 8.000 ecus a quien denunciara a los repartidores de octavillas, se encontró al día siguiente con un nuevo billete que prometía 8.000 ecus a quien llevara la cabeza del soberano al mercado. Algún tiempo después, José Bonaparte se convirtió en virrey de Nápoles y ya no pudo soportar el sarcasmo que había sido el sarcasmo que había continuado a lo largo de los siglos, hizo trasladar el antiguo busto de Júpiter a un rincón más discreto de la ciudad. Mongin esboza así uno de los raros testimonios de la época en que el Gigante, soberbio, miraba con desprecio la vida cotidiana de los napolitanos.

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