DAVID I TENIERS ANVERS, 1582 - 1649 Júpiter e Io sorprendidos por Juno
Óleo sobr…
Descripción

DAVID I TENIERS ANVERS, 1582 - 1649

Júpiter e Io sorprendidos por Juno Óleo sobre lienzo 49,7 x 71 cm. PROCEDENCIA Amsterdam, Sotheby's, 12 de noviembre de 1996, nº 13; Galerie P. de Boer, Amsterdam (Países Bajos); Turín (Italia), Galerie Luigi Caretto; Colección particular, Turín (Italia). David Teniers el Viejo se formó primero con su hermanastro, Juliaen Teniers (Amberes, 1572 - 1614), antes de convertirse en discípulo de Peter-Paul Rubens (Siegen, 1577 - 1640, Amberes). Como muchos jóvenes pintores, Teniers continuó su aprendizaje en Roma, adonde viajó entre 1597 y 1605. Allí conoció a Adam Elsheimer (Fráncfort del Meno, 1578 - 1610, Roma), que se convirtió en su último maestro. Regresó a Amberes en 1605 y en 1608 fue nombrado miembro del gremio de San Lucas. Las escenas históricas, tanto bíblicas como mitológicas, figuraban entre sus temas favoritos, como muestra nuestro cuadro. En este famoso episodio, Júpiter, enamorado de Io, pero deseoso de discreción, decide transformar a la joven sacerdotisa en una novilla. Hera, lejos de disipar sus sospechas, acaba sorprendiendo a su marido en compañía de esta criatura y le pide que se la entregue. Es precisamente este momento cómico el que Teniers decide relatar. Una composición muy similar a la nuestra se encuentra actualmente en el Kunsthistorisches Museum de Viena (fig. 1) Gemäldegalerie nº 743). El aspecto mitológico y dramático del episodio tiene un carácter atractivo para el pintor. Sin embargo, hay que recordar que Teniers era también un comerciante que sabía qué temas atraerían a los amantes del arte. El hecho de que Júpiter, Dios de todos los dioses, se vea así sorprendido y atrapado por su esposa infunde un cierto aspecto cómico, cuyo contenido puede haber hecho sonreír a algunos. muchas sonrisas. Sin embargo, nuestro cuadro difiere del de Viena en la importancia concedida a la naturaleza, relegando las figuras al ángulo inferior izquierdo del lienzo. Esta disposición no es infrecuente en el artista, como puede verse, por ejemplo, en el Paisaje con la Huida a Egipto del Museo Nacional de Estocolmo (n.º 6870). También muestra su gusto por la pintura de paisaje, a pesar de su depreciación en cuanto a la jerarquía de los géneros. Sin duda influido por las obras de Elsheimer, cuya Huida a (Alte Pinakothek, Inv. nº 216), Teniers magnifica una extensión de luces y sombras, contrasta el verde con el rojo y guía la mirada del espectador precisamente hacia los protagonistas, así como hacia la inmensidad de un bosque.

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