LOUIS I BOULLOGNE DIT BOULLOGNE LE PÈRE PARIS, 1609 - 1674

La masacre de los inocentes Óleo sobre lienzo 42 x 53 cm Atribuido a Jacques Stella y Pierre Brébiette, nuestro cuadro es en realidad un testimonio muy raro del arte de Louis I Boullogne, conocido como Boullogne el Padre. Este pintor muy poco conocido fue, sin embargo, uno de los cofundadores de la Academia Real de Pintura y Escultura en 1648, y realizó nada menos que tres Mays para la catedral de Notre-Dame: San Pablo expulsando a los demonios (1646), El martirio de San Simón (1648) y La decapitación de San Pablo (1657), los tres en el Louvre. Luis I Boullogne fue también autor de decoraciones profanas, la más célebre de las cuales fue la de la Gran Galería del Louvre, hacia 1669 - 1670. Sin embargo, la inmensa mayoría de su producción ha desaparecido, y las poquísimas pinturas que se conservan, en particular los Mays de Notre-Dame, se encuentran hoy en mal estado de conservación. Esto ha dado lugar, como hemos demostrado, a una multitud de atribuciones erróneas en los últimos años, tanto en pinturas como en dibujos (véase F. Marandet, "Louis I Boullogne (1609 - 1674), les bases du style redéfinies", Les Cahiers d'Histoire de l'Art, 2014, p. 39-43). El cuadro que presentamos destaca por permitir reconocer las características distintivas del estilo de Luis I Boullogne. Quizá la marca más visible sea el aspecto dado a las cabezas masculinas, muy influidas por las de Carlo Saraceni (véase en particular la Parábola del Rico y Lázaro, Roma, Museo Capitolino). En efecto, es el mismo tipo de rasgos faciales que pueden verse en el Mayo de 1657 (reproducimos aquí el grabado realizado por el propio artista, ya que es mucho más legible que el lienzo; fig. 1). Además, uno de los esbirros de Herodes, que acaba de apresar a un recién nacido, tiene una silueta similar a la del verdugo del Mayo (una pose sofisticada que sin duda proporciona el Esclavo rebelde de Miguel Ángel). Hay otras similitudes con el Mayo, como los muros almenados de aspecto medieval del fondo y, sobre todo, los querubines, que aparecen a media altura de las nubes, portando palmas. La idea de los querubines a media altura se inspira en el famoso cuadro de Guido Reni sobre el mismo tema (hoy en la Pinacoteca Nacional de Bolonia; fig. 2), del que Luis I Boullogne tomó también el motivo de la joven y su hijo huyendo por la derecha. Esta relación con la pintura de Guido Reni, que Luis I Boullogne había visto sin duda durante su estancia en Italia, no es sorprendente cuando sabemos hasta qué punto estaba influido por su estilo: al escribir que Luis I Boullogne hizo réplicas de los famosos Trabajos de Hércules de Guido Reni (tal vez de la época en que aún estaban en casa de Jabach y ahora en el Louvre), su biógrafo Guillet de Saint-Georges demuestra ser exacto (Louis Dussieux et alii, Mémoires inédits sur la vie et les ouvrages..., París, 2 vols, t. I, p. 199). Estas copias de Guido Reni se encuentran efectivamente en el inventario de los bienes del pintor (París, Archives nationales, minutier central, XXXV, 438, 20 de abril de 1675). De hecho, sabemos que la reputación de Luis I Boullogne se debía a su capacidad para apropiarse del estilo de diferentes maestros: a la influencia de Guido Reni, Carlo Saraceni, podríamos añadir sin duda la de Rubens: el motivo de la joven del centro, que para defenderse muerde el brazo de su agresor, bien podría proceder de la versión de Rubens de La masacre de los inocentes, que pertenecía entonces al duque de Richelieu en París (actualmente en la Pinacoteca de Múnich). Por último, observamos una referencia a otro artista que Luis I Boullogne conocía perfectamente (véase Dussieux, op. cit., p. 199): Polidoro da Caravaggio. A lo lejos, al pie de la torre, la silueta del soldado que avanza, con la espada apartada del torso, está inspirada en la figura de Perseo tal como aparece en uno de los frescos más famosos del artista (Palacio del Búfalo, Roma). Luis I Boullogne parece haberlo dividido discretamente a la derecha, detrás de la joven que huye. Dada la relación con el mayo de 1657, sería lógico imaginar una datación similar para nuestro cuadro. Agradecemos a François Marandet su ayuda en la atribución de la obra y en la redacción de esta nota.