Busto de un personaje en granito o arcosa esculpido en redondo. La cabeza es redonda, con nariz roma, ojos almendrados y boca ligeramente estirada. Los dos brazos están delante de las manos, uno más alto que el otro, apoyados en el torso. Arte celta, Bretaña, siglo VI / III a.C. H. 45 cm (erosión) Procedencia: Antigua colección Louis-Pierre Bresset, castillo de la Rochelambert, Alto Loira. Este busto de una deidad debe compararse con los que hoy se conservan en las colecciones de los museos. La obra más cercana es probablemente el busto del Bardo con lira, hallado en la fortaleza de Paule, en Côtes-d'Armor en 1988 y conservado en Rennes en la DRAC de Bretaña (fig a). Los ojos, la boca, la nariz, la forma redondeada de la cara remiten a nuestro busto. En cuanto a la posición de las manos, encontramos la misma disposición en la figura del guerrero de Hirschlanden, (fig b), hallada en el túmulo de Hirschlanden, región de Ludwisburg, Baden-Wurtembers y conservada en Stuttgart en el Wurttembergisches Landesmuseum. Lo interesante de esta escultura de aspecto sencillo es encontrar una obra anterior a la romanización y a la introducción de los cánones del imperio, lo que le confiere una rara pureza. Libro consultado: Christiane Eluère, L'art de Celtes, París, 2004 Colección Louis-Pierre Bresset (Marsella 1902 - París 1988) Louis-Pierre Bresset, nacido en Marsella en 1902 en el seno de una familia de industriales, se apasionó desde muy joven por las bellas artes, frecuentando asiduamente la galería de uno de sus tíos maternos, Jules Olive, pintor y marchante del bulevar Longchamp. Tras estudiar ingeniería, abandonó la fundición familiar y decidió dedicarse al mundo del arte abriendo su primera galería en la rue Paradis en 1924. Pronto se apasionó por la Edad Media e inició una colección personal, al tiempo que orientaba su actividad hacia la Haute Epoque, especialidad que se estaba desarrollando en aquella época, asociada a las Artes Primitivas. Tras su matrimonio y el nacimiento de sus hijos Edouard y Gabriel, adquirió, poco antes de la guerra, el castillo de La Rochelambert, en el Alto Loira, un cascarón vacío que fue restaurando y transformando en un museo abierto al público para exponer su colección de esculturas, objetos de arte, tapices y muebles de la Edad Media y el Renacimiento, incluidas obras francesas, italianas, alemanas, flamencas y españolas. En 1954 se traslada a París, donde abre la galería Quai Voltaire, ocupando el local del machand Arthur Sambon, ya especializado antes de la guerra en la Haute Epoque. Pronto se hizo cargo de la galería su hijo Edouard, mientras que Gabriel abrió la galería del Boulevard Saint Germain en 1968. Además del castillo de la Rochelambert, Louis-Pierre Bresset instaló parte de su colección en su piso de la rue du Bac, innovando con una decoración audaz de colores saturados y una original confrontación entre la Alta Época y las obras y muebles contemporáneos.