Null *Jinete, Senufo, Costa de Marfil
Madera
H. 39 cm
 
Procedencia :
Colección …
Descripción

*Jinete, Senufo, Costa de Marfil Madera H. 39 cm Procedencia : Colección Dr. Robert Plant Armstrong (1919-1984), Dallas Colección Brian y Diane Leyden, Nueva York Colección David Jessner, Nueva York Colección privada, Suiza Bibliografía : Armstrong, "Mi colección", en African Arts, Vol. VII, nº 3, primavera de 1974, p. 40, nº 6. En 1907, tras visitar el Musée ethnographique du Trocadéro, Picasso habló del arte africano como de una revelación: "es una forma de magia que se interpone entre el universo y nosotros; una manera de captar el poder, imponiendo una forma a nuestros terrores tanto como a nuestros deseos". (Rolin, 1997: 117). El eco de las formas escultóricas de la estatuaria africana comenzó a resonar a través de la musicalidad de las obras aparecidas en Europa. La difusión del arte africano por parte de los marchantes Joseph Brummer, Paul Guillaume y Charles Ratton, y la primera exposición monográfica dedicada al estilo senufo organizada en 1963 por Robert Goldwater, iban a tener una influencia fundamental en la promoción del refinamiento y la abstracción del estilo senufo. El mito fundador, núcleo de la organización sociocultural de la sociedad senufo, da lugar a representaciones simbólicas elaboradas por los kulubele. La entidad divina Koutolyolo creó unos genios llamados Ndèbélé: invisibles y ambivalentes, "son los espíritus de la espesura con los que la sociedad debe tratar, por mediación del adivino Sandobele" (Knops, Les anciens Sénoufo, 1935). Mediador entre el mundo espiritual y la sociedad, este genio-jinete forma parte de un corpus restringido gracias a su prestigioso papel de intermediario con el mundo de los espíritus ancestrales del matorral mandebele (Glaze, 1981: 68-69). Su postura sentada lo distingue de la estatuaria senufo, que en su mayoría está de pie. Este rasgo estilístico eleva su significado místico. El caballo, que en este bello ejemplar ha desaparecido casi por completo y del que sólo queda el flanco, encarna el animal alegórico asociado a la idea de jefatura política, afirmando su poder y su presencia. La postura erguida del jinete, inscrita en una madera con una ligera pátina y matices marrones, intensifica con una elegancia particular su alargamiento, tan vigoroso. Los brazos del jinete desaparecidos, así como los pies de su montura, contrastan con la potencia de su busto, con el peso de su largo rostro con la barbilla estirada, acentuando el equilibrio, y la ligereza que emana de él, el jinete parece levitar. Su pose, a la vez erguida y esbelta, le confiere orgullo y dignidad. Sus accesorios; un tocado con cresta sagital en el borde superior ligeramente dentada, y las marcas de escarificación en forma de rombo grabadas en el torso, atribuyen virtudes apotropaicas a su portador (Holas, 1978: 107), son marcadores de fuerza y signos ostentosos de notoriedad. La forma angulosa y profundamente estirada de su rostro, proyectado hacia delante y elevado por una serie de escarificaciones estriadas en las mejillas, anima la figura con vitalidad. El estilo de este jinete de excepcional pureza original, casi universal, está a la altura del valor de su simbolismo. Este es un lote de importación temporal y está sujeto a una tasa del comprador del 5,5%, además de la tasa de venta y el precio de subasta.

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*Jinete, Senufo, Costa de Marfil Madera H. 39 cm Procedencia : Colección Dr. Robert Plant Armstrong (1919-1984), Dallas Colección Brian y Diane Leyden, Nueva York Colección David Jessner, Nueva York Colección privada, Suiza Bibliografía : Armstrong, "Mi colección", en African Arts, Vol. VII, nº 3, primavera de 1974, p. 40, nº 6. En 1907, tras visitar el Musée ethnographique du Trocadéro, Picasso habló del arte africano como de una revelación: "es una forma de magia que se interpone entre el universo y nosotros; una manera de captar el poder, imponiendo una forma a nuestros terrores tanto como a nuestros deseos". (Rolin, 1997: 117). El eco de las formas escultóricas de la estatuaria africana comenzó a resonar a través de la musicalidad de las obras aparecidas en Europa. La difusión del arte africano por parte de los marchantes Joseph Brummer, Paul Guillaume y Charles Ratton, y la primera exposición monográfica dedicada al estilo senufo organizada en 1963 por Robert Goldwater, iban a tener una influencia fundamental en la promoción del refinamiento y la abstracción del estilo senufo. El mito fundador, núcleo de la organización sociocultural de la sociedad senufo, da lugar a representaciones simbólicas elaboradas por los kulubele. La entidad divina Koutolyolo creó unos genios llamados Ndèbélé: invisibles y ambivalentes, "son los espíritus de la espesura con los que la sociedad debe tratar, por mediación del adivino Sandobele" (Knops, Les anciens Sénoufo, 1935). Mediador entre el mundo espiritual y la sociedad, este genio-jinete forma parte de un corpus restringido gracias a su prestigioso papel de intermediario con el mundo de los espíritus ancestrales del matorral mandebele (Glaze, 1981: 68-69). Su postura sentada lo distingue de la estatuaria senufo, que en su mayoría está de pie. Este rasgo estilístico eleva su significado místico. El caballo, que en este bello ejemplar ha desaparecido casi por completo y del que sólo queda el flanco, encarna el animal alegórico asociado a la idea de jefatura política, afirmando su poder y su presencia. La postura erguida del jinete, inscrita en una madera con una ligera pátina y matices marrones, intensifica con una elegancia particular su alargamiento, tan vigoroso. Los brazos del jinete desaparecidos, así como los pies de su montura, contrastan con la potencia de su busto, con el peso de su largo rostro con la barbilla estirada, acentuando el equilibrio, y la ligereza que emana de él, el jinete parece levitar. Su pose, a la vez erguida y esbelta, le confiere orgullo y dignidad. Sus accesorios; un tocado con cresta sagital en el borde superior ligeramente dentada, y las marcas de escarificación en forma de rombo grabadas en el torso, atribuyen virtudes apotropaicas a su portador (Holas, 1978: 107), son marcadores de fuerza y signos ostentosos de notoriedad. La forma angulosa y profundamente estirada de su rostro, proyectado hacia delante y elevado por una serie de escarificaciones estriadas en las mejillas, anima la figura con vitalidad. El estilo de este jinete de excepcional pureza original, casi universal, está a la altura del valor de su simbolismo. Este es un lote de importación temporal y está sujeto a una tasa del comprador del 5,5%, además de la tasa de venta y el precio de subasta.

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