Null Boxeo/Arroyo/Al Brown/Cocteau. Fabuloso folleto de prestigio sobre Panamá A…
Descripción

Boxeo/Arroyo/Al Brown/Cocteau. Fabuloso folleto de prestigio sobre Panamá Al Brown (1902-1951). Bajo esta gran carpeta de plástico negro, firmada con la mano de Arroyo "Boxing Arroyo", se esconde una maravilla. Editado por el Crédit Agricole de Toulouse, este cuaderno "Cocteau", deslizado bajo tres solapas de protección, contiene una de las más bellas obras dedicadas a un campeón, en efecto, un texto de Jean Cocteau (mecanografiado a la izquierda, manuscrito a la derecha, 1889-1963)), que envuelve una presentación del campeón del mundo, porque Panamá Al Brown, lo era en efecto, un bonito texto de homenaje de M.Mousseigne a Eduardo ARROYO (1937-2018), y en el corazón, una litografía numerada. Tenemos aquí, uno de los veinte ejemplares para el artista y sus amigos (el VI sobre XX, con una firma a lápiz de Eduardo Arroyo, fechado en 1985, 45x35), esta imagen impresa en 300 ejemplares, es, hay que decirlo, una cumbre en los homenajes que el maestro de Madrid rindió a Al Brown. Su libro era brillante y conmovedor, y aquí nos ofrece por fin la película en cincuenta imágenes de la vida del fenómeno. Sobre un fondo beige, los negros, los rojos y los blancos sarandean en un orden a la vez deliberado y vertiginoso, como una página gregoriana caída de un incunable. Alrededor de la gorra blanca se despliega el juego de las mil piernas, saltando, boxeando y bailando por siempre Panamá. Si la expresión obra maestra significa algo, no estamos lejos de ella. Una conmovedora dedicatoria a un amigo por parte de EA a lápiz en 1988 mejoraría este ejemplar si fuera necesario. En su caja original con la dirección del propio Eduardo.

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Boxeo/Arroyo/Al Brown/Cocteau. Fabuloso folleto de prestigio sobre Panamá Al Brown (1902-1951). Bajo esta gran carpeta de plástico negro, firmada con la mano de Arroyo "Boxing Arroyo", se esconde una maravilla. Editado por el Crédit Agricole de Toulouse, este cuaderno "Cocteau", deslizado bajo tres solapas de protección, contiene una de las más bellas obras dedicadas a un campeón, en efecto, un texto de Jean Cocteau (mecanografiado a la izquierda, manuscrito a la derecha, 1889-1963)), que envuelve una presentación del campeón del mundo, porque Panamá Al Brown, lo era en efecto, un bonito texto de homenaje de M.Mousseigne a Eduardo ARROYO (1937-2018), y en el corazón, una litografía numerada. Tenemos aquí, uno de los veinte ejemplares para el artista y sus amigos (el VI sobre XX, con una firma a lápiz de Eduardo Arroyo, fechado en 1985, 45x35), esta imagen impresa en 300 ejemplares, es, hay que decirlo, una cumbre en los homenajes que el maestro de Madrid rindió a Al Brown. Su libro era brillante y conmovedor, y aquí nos ofrece por fin la película en cincuenta imágenes de la vida del fenómeno. Sobre un fondo beige, los negros, los rojos y los blancos sarandean en un orden a la vez deliberado y vertiginoso, como una página gregoriana caída de un incunable. Alrededor de la gorra blanca se despliega el juego de las mil piernas, saltando, boxeando y bailando por siempre Panamá. Si la expresión obra maestra significa algo, no estamos lejos de ella. Una conmovedora dedicatoria a un amigo por parte de EA a lápiz en 1988 mejoraría este ejemplar si fuera necesario. En su caja original con la dirección del propio Eduardo.

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Jean COCTEAU (1889-1963). Manuscrito autógrafo firmado, Le Crépuscule des Dieux, [1923]; 3 páginas y medio folio (algunas tachaduras y correcciones). Cocteau proclama su entusiasmo tras leer el libro de Élémir Bourges Le Crépuscule des Dieux, que acaba de descubrir (el artículo se publicó en la revista Le Divan en abril de 1923). Tras explicar esta lectura tardía por el silencio y la incomprensión que rodean a Bourges, Cocteau piensa "que la incomprensión protege las cosas bellas, más bien como el algodón y el frío protegen la fruta temprana. La novela de Bourges me llegó tan fresca a la larga, por el hielo del gran público [...] este libro es de la raza de los libros que han caído del cielo. [...] Si tuviera que encontrar antepasados para Crépuscule, escribiría: Esquilo, Shakespeare, Gobineau. Con Le Diable au Corps, de Raymond Radiguet, una piedra blanca ha caído del cielo. Inmediatamente, los cortadores se ponen manos a la obra. Uno encuentra pequeñas manchas en ella. Otro la compara con las piedras vecinas. Otros, incapaces de relacionarla con nada, declaran que es una piedra pobre, una piedra cualquiera, porque lo incomparable escapa a los críticos cuyo trabajo se basa únicamente en comparaciones. El Crepúsculo de los Dioses no es una piedra blanca, pero con ella desciende del cielo una lámpara de araña. Una araña de cristales, gas y velas. Una araña que me deja sin palabras, como un pobre niño que llora ante un árbol de Navidad. Para un niño, un árbol de Navidad se convierte rápidamente en un bosque. Me adentro en él. [...] Me toca toda la poesía cuyo punto de partida es antinuboso. Ahora siento que en el palacio hacia el que camino, los carruajes nacerán de las calabazas, los valets de los ratones y los caballos de las ratas. [...] Las figuras de cera se mueven. Una especie de rococó real contornea ricamente lugares y almas. Perspectivas de egoísmo, amor, incesto y muerte van y vienen, como las vidrieras de un caleidoscopio, sobre motivos de Wagner u Offenbach. De un extremo a otro del libro, voy a deslumbrarme con este juguete fabuloso, con este espectáculo de azúcar y veneno"... Como "admirador tardío", Cocteau fue con Lucien Fabre a visitar a Élémir Bourges, "y, por primera vez, no me pareció ridículo llamar a un escritor: mi querido maestro". Se adjunta el envío de L.A.S. de este artículo (1 página en-4), pidiéndole que repase las pruebas con L. Fabre, "porque escribí este artículo con fiebre y debe estar lleno de errores ridículos".