Null CARTIER
Clip de solapa en platino (950 milésimas) y oro blanco de 18 quilat…
Descripción

CARTIER Clip de solapa en platino (950 milésimas) y oro blanco de 18 quilates (750 milésimas) que representa un pavo real estilizado, compuesto por una importante esmeralda redonda tallada en cabujón y una esmeralda grabada y zafiros tallados en forma de cojín, la cabeza y las patas engastadas con pequeños diamantes. Todo el conjunto con pequeños diamantes redondos y 8x8. Circa 1945-1950. Firmado "Cartier, París" y numerado "07892". Marcado por la casa Cartier. H. 3 cm - L. 4,4 cm - Peso bruto: 22,2 g CS (Ligeros desconchones en algunas piedras) Tras la Segunda Guerra Mundial, la Casa Cartier inaugura un estilo de joyería que se distingue por la asociación de nuevos colores y el uso de piedras en volumen, como en este broche. La yuxtaposición del azul de los zafiros y el verde de las esmeraldas retoma la idea de la joya Tutti Frutti pero en una armonía más suave, por el color y el volumen de las piedras. Complemento indispensable de la moda más femenina de la posguerra, las joyas realzaban el escote, la solapa de un traje o el ala de un sombrero. La forma de la piedra grabada sobre la cabeza del pájaro recuerda a los sombreros turbante que llevaban las mujeres elegantes de los años cincuenta.

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CARTIER Clip de solapa en platino (950 milésimas) y oro blanco de 18 quilates (750 milésimas) que representa un pavo real estilizado, compuesto por una importante esmeralda redonda tallada en cabujón y una esmeralda grabada y zafiros tallados en forma de cojín, la cabeza y las patas engastadas con pequeños diamantes. Todo el conjunto con pequeños diamantes redondos y 8x8. Circa 1945-1950. Firmado "Cartier, París" y numerado "07892". Marcado por la casa Cartier. H. 3 cm - L. 4,4 cm - Peso bruto: 22,2 g CS (Ligeros desconchones en algunas piedras) Tras la Segunda Guerra Mundial, la Casa Cartier inaugura un estilo de joyería que se distingue por la asociación de nuevos colores y el uso de piedras en volumen, como en este broche. La yuxtaposición del azul de los zafiros y el verde de las esmeraldas retoma la idea de la joya Tutti Frutti pero en una armonía más suave, por el color y el volumen de las piedras. Complemento indispensable de la moda más femenina de la posguerra, las joyas realzaban el escote, la solapa de un traje o el ala de un sombrero. La forma de la piedra grabada sobre la cabeza del pájaro recuerda a los sombreros turbante que llevaban las mujeres elegantes de los años cincuenta.

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