Null HENRI IV. Carta firmada "Enrique" a su hermana Catalina de Borbón, entonces…
Descripción

HENRI IV. Carta firmada "Enrique" a su hermana Catalina de Borbón, entonces regente del reino de Bearn. Aubervilliers, 30 de junio de 1590. 2/3 p. in-folio, dirección en el reverso ("Madame la princesse de Navarre"); restos marginales de tabulación. "Hermana mía, los hijos del difunto señor de Caza, consejero en mi Consejo de Pau, me han hecho entender que tienen ciertos asuntos ante vos por el daño que dicen haber sufrido a causa de la suma de mil libras que su difunto padre había pagado por la condición de juez-mago de mi condado de Bigorre, del que desde entonces he hecho un regalo a Gallosse, ocasión en la que el citado de Caza no lo disfrutó en absoluto, como os informará con más detalle el sr de Boeilh [Jean de Boeil], consejero en mi Consejo de Pau. Y por lo que en consideración a los fieles servicios del padre, deseo recompensar a los hijos en todo lo que me sea posible, he tenido la amabilidad de enviarle esta nota para pedirle que los haga recomendar a mí y para que tengan la oportunidad de contentarse ya que esto les da la oportunidad de continuar el afecto que tienen por mi servicio cada vez más. Y como esto no tiene otro fin, ruego a Dios que te tenga, hermana mía, bajo su santo y digno cuidado...". Arnaud de Caza, protestante, había sido sustituido bajo Carlos IX sin compensación por un católico, Gaillard de Galosse. ÚNICA HERMANA DE HENRI IV, Catalina de Borbón (1558-1604) era hija de Antonio de Borbón y de Juana de Albret. Educada como humanista y calvinista, era aficionada a la poesía, la música, la pintura y la danza. Nombrada regente de las tierras de soberanía de su hermano, especialmente en Béarn y Navarra (1577, 1582, 1583-1587, 1588-1592), vivió después en la Corte francesa (1593-1598), antes de ser dada en matrimonio en 1599, por razones de Estado, al muy católico duque de Bar, Enrique de Lorena, príncipe heredero del ducado de Lorena. El Papa rechazó su dispensa y excomulgó al duque, pero, a pesar de las objeciones de éste y de Enrique IV, Catalina de Borbón se negó absolutamente a abjurar de su fe.

HENRI IV. Carta firmada "Enrique" a su hermana Catalina de Borbón, entonces regente del reino de Bearn. Aubervilliers, 30 de junio de 1590. 2/3 p. in-folio, dirección en el reverso ("Madame la princesse de Navarre"); restos marginales de tabulación. "Hermana mía, los hijos del difunto señor de Caza, consejero en mi Consejo de Pau, me han hecho entender que tienen ciertos asuntos ante vos por el daño que dicen haber sufrido a causa de la suma de mil libras que su difunto padre había pagado por la condición de juez-mago de mi condado de Bigorre, del que desde entonces he hecho un regalo a Gallosse, ocasión en la que el citado de Caza no lo disfrutó en absoluto, como os informará con más detalle el sr de Boeilh [Jean de Boeil], consejero en mi Consejo de Pau. Y por lo que en consideración a los fieles servicios del padre, deseo recompensar a los hijos en todo lo que me sea posible, he tenido la amabilidad de enviarle esta nota para pedirle que los haga recomendar a mí y para que tengan la oportunidad de contentarse ya que esto les da la oportunidad de continuar el afecto que tienen por mi servicio cada vez más. Y como esto no tiene otro fin, ruego a Dios que te tenga, hermana mía, bajo su santo y digno cuidado...". Arnaud de Caza, protestante, había sido sustituido bajo Carlos IX sin compensación por un católico, Gaillard de Galosse. ÚNICA HERMANA DE HENRI IV, Catalina de Borbón (1558-1604) era hija de Antonio de Borbón y de Juana de Albret. Educada como humanista y calvinista, era aficionada a la poesía, la música, la pintura y la danza. Nombrada regente de las tierras de soberanía de su hermano, especialmente en Béarn y Navarra (1577, 1582, 1583-1587, 1588-1592), vivió después en la Corte francesa (1593-1598), antes de ser dada en matrimonio en 1599, por razones de Estado, al muy católico duque de Bar, Enrique de Lorena, príncipe heredero del ducado de Lorena. El Papa rechazó su dispensa y excomulgó al duque, pero, a pesar de las objeciones de éste y de Enrique IV, Catalina de Borbón se negó absolutamente a abjurar de su fe.

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