MARIANO FORTUNY MARSAL (Reus, Tarragona, 1838 - Roma, 1874). "Carnaval y Cuaresma". Técnica mixta sobre papel. Firmado y titulado en el margen inferior. Presenta zorros en el papel. Tamaño: 31 x 43 cm; 50 x 62 cm (marco). En este dibujo Mariano Fortuny enfrenta a dos sectores diferentes de la población. Por un lado, a la derecha, muestra un grupo de personajes disfrazados (mosqueteros, espadachines, soldados, vaqueros y personalidades aburguesadas); por otro lado, a la izquierda, clérigos rezando y sosteniendo el rosario. Las actitudes con las que Fortuny ha representado a cada grupo son dignas de mención: mientras que las figuras disfrazadas se muestran orgullosas y envalentonadas, desenvainando sus espadas con fuerza, los clérigos se mantienen al margen de la disputa, blandiendo sus armas. Fortuny comenzó su formación en la escuela municipal de arte de Reus y se trasladó a Barcelona con su abuelo en 1850. Allí continuó sus estudios como discípulo de Domingo Talarn y se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, donde sus profesores fueron Pablo Milá, Claudio Lorenzale y Luis Rigalt. Al mismo tiempo, asistió a la escuela pública de Lorenzale, lo que determinó su inclinación por la pintura romántica en esta temprana etapa. En 1858 se instaló en Roma gracias a una beca, y asistió a la Accademia Chigi. Estando allí, la Diputación de Barcelona le invitó a viajar a Marruecos para pintar los encuentros bélicos que tenían lugar en la zona, lo que supondría un punto de inflexión en su carrera. La luz de Marruecos y el exotismo del lugar y sus gentes le llevaron a interesarse por aspectos totalmente desconocidos en su producción anterior. En 1860 visitó Madrid, donde acudió al Museo del Prado y se interesó por la obra de Velázquez y Goya. Poco después inició un viaje por Europa y finalmente regresó a Roma de forma definitiva. Asiste a clases en la Academia Francesa de Bellas Artes de la Villa Médicis, y en 1861 visita Florencia y entra en contacto con los "macchiaioli". Regresó a Marruecos en 1862 y se dedicó a pintar escenas de género en las que captaba el movimiento a través del color y la luz. De vuelta a Roma, siguió centrándose en los temas orientalistas. Poco después viaja a París y conoce a Adolphe Goupil, que se convierte en su marchante en 1866. Ese mismo año visitó de nuevo Madrid y visitó Toledo, donde descubrió a El Greco. En 1867 expuso en el estudio de Federico de Madrazo, que se convirtió en su suegro ese mismo año. Al año siguiente regresó a Roma, y en 1870 su fama internacional se consolidó gracias a su exposición en la galería parisina de Goupil. Durante estos años se instaló en Granada, en la Fonda de los Siete Suelos de la Alambra, con la idea de abordar nuevos temas con la mayor libertad que le daba el éxito comercial y de crítica. Sin embargo, en 1872 se vio obligado a regresar a Roma, donde permaneció hasta su muerte. Mariano Fortuny está representado en el Museo del Prado, la National Gallery de Londres, el Museo de la Hispanic Society de Nueva York, el Palacio Ruspoli de Roma, los Museos de Bellas Artes de Bilbao, San Francisco, Cincinnati y Boston y el Museo Nacional de Arte de Cataluña, entre otros muchos.