Null JOSÉ VILLEGAS CORDERO (Sevilla, 1848 - Madrid, 1921).
Sin título.
Óleo sobr…
Descripción

JOSÉ VILLEGAS CORDERO (Sevilla, 1848 - Madrid, 1921). Sin título. Óleo sobre lienzo. Se adjunta certificado expedido por Don Ángel Castro. Con faltas y pérdidas. Firmado en el ángulo inferior derecho. Medidas: 88 x 47 cm. Retrato íntimo en el que el autor recoge la efigie de una joven. El autor no retrata a la protagonista en primer plano, sino que desplaza su figura hacia el interior, y oculta parcialmente su cuerpo tras los muebles. De este modo, no sólo retrata a una joven, sino también su inocencia, su candor y su timidez. José Villegas comenzó su aprendizaje con José María Romero, bajo cuya dirección estudió durante dos años. Después ingresó en la Escuela de Bellas Artes, donde fue alumno de Eduardo Cano. A temprana edad llevó su cuadro "Pequeño filósofo" a la Exposición de Sevilla de 1860, que se vendió por 2.000 reales. Hacia 1867, todavía en sus años de formación, pintó dos lienzos: "Niñas pidiendo limosna", muy alabado por la crítica, y "Colón en La Rábida", adquirido por los duques de Montpensier. A continuación, viaja a Madrid, donde entra en el estudio de Federico de Madrazo. Allí entabla amistad con Rosales y Fortuny, y estudia a los maestros del Museo del Prado. Durante este periodo copió a Velázquez, cuyo estilo espontáneo adoptó por su técnica pictórica, así como por su vibrante colorido. Seducido por la obra orientalista de Fortuny, Villegas regresó a Sevilla y visitó Marruecos, de donde trajo algunos bocetos y esbozos. A finales de 1868 decidió trasladarse a Roma en compañía de Rafael Peralta y Luis Jiménez Aranda. Allí asistió a las clases nocturnas de la Accademia Chigi y compartió estudio con otros compañeros hasta que se trasladó al estudio de Rosales. En esta época su obra se centra en los temas costumbristas, género en el que Villegas alcanza un rotundo éxito, siendo demandado constantemente por una clientela ávida de temas tradicionales, especialmente toreros y bailarinas. Su extraordinaria versatilidad también le permitió satisfacer las demandas de una clientela internacional que, después de Fortuny, exigía temas de fantasía árabe. Así, Villegas recurrió a sus bocetos tomados en Marruecos, sin olvidar los temas de género y los casacones. A mediados de los años 70 regresó a Sevilla y visitó de nuevo Marruecos. De vuelta a Roma, en 1876, recogió la antorcha dejada por Fortuny y se convirtió en el pintor más admirado y solicitado por los marchantes y coleccionistas. Continuó trabajando en sus temas orientalistas y costumbristas y envió sus obras a exposiciones españolas. En 1878, tras un encargo del Senado español, Villegas comenzó a trabajar en temas de historia. A mediados de los años ochenta se centró también en pinturas directamente inspiradas en el arte renacentista italiano, siendo la obra culminante en este estilo "El triunfo de la Dogaressa", pintada en 1892 y expuesta con gran éxito en Berlín. Durante estos años trabajó especialmente en Venecia, ciudad que le ofrecía un escenario inagotable para sus composiciones. En 1898 fue nombrado director de la Academia de Bellas Artes de Roma, en 1901 director del Museo del Prado y en 1903 miembro de la Academia de San Fernando. Actualmente está representado en el Museo del Prado, en los Museos de Bellas Artes de Sevilla y Córdoba, en el Museo de San Telmo de San Sebastián y en la Colección del Banco de España, entre otras importantes instituciones públicas y privadas.

JOSÉ VILLEGAS CORDERO (Sevilla, 1848 - Madrid, 1921). Sin título. Óleo sobre lienzo. Se adjunta certificado expedido por Don Ángel Castro. Con faltas y pérdidas. Firmado en el ángulo inferior derecho. Medidas: 88 x 47 cm. Retrato íntimo en el que el autor recoge la efigie de una joven. El autor no retrata a la protagonista en primer plano, sino que desplaza su figura hacia el interior, y oculta parcialmente su cuerpo tras los muebles. De este modo, no sólo retrata a una joven, sino también su inocencia, su candor y su timidez. José Villegas comenzó su aprendizaje con José María Romero, bajo cuya dirección estudió durante dos años. Después ingresó en la Escuela de Bellas Artes, donde fue alumno de Eduardo Cano. A temprana edad llevó su cuadro "Pequeño filósofo" a la Exposición de Sevilla de 1860, que se vendió por 2.000 reales. Hacia 1867, todavía en sus años de formación, pintó dos lienzos: "Niñas pidiendo limosna", muy alabado por la crítica, y "Colón en La Rábida", adquirido por los duques de Montpensier. A continuación, viaja a Madrid, donde entra en el estudio de Federico de Madrazo. Allí entabla amistad con Rosales y Fortuny, y estudia a los maestros del Museo del Prado. Durante este periodo copió a Velázquez, cuyo estilo espontáneo adoptó por su técnica pictórica, así como por su vibrante colorido. Seducido por la obra orientalista de Fortuny, Villegas regresó a Sevilla y visitó Marruecos, de donde trajo algunos bocetos y esbozos. A finales de 1868 decidió trasladarse a Roma en compañía de Rafael Peralta y Luis Jiménez Aranda. Allí asistió a las clases nocturnas de la Accademia Chigi y compartió estudio con otros compañeros hasta que se trasladó al estudio de Rosales. En esta época su obra se centra en los temas costumbristas, género en el que Villegas alcanza un rotundo éxito, siendo demandado constantemente por una clientela ávida de temas tradicionales, especialmente toreros y bailarinas. Su extraordinaria versatilidad también le permitió satisfacer las demandas de una clientela internacional que, después de Fortuny, exigía temas de fantasía árabe. Así, Villegas recurrió a sus bocetos tomados en Marruecos, sin olvidar los temas de género y los casacones. A mediados de los años 70 regresó a Sevilla y visitó de nuevo Marruecos. De vuelta a Roma, en 1876, recogió la antorcha dejada por Fortuny y se convirtió en el pintor más admirado y solicitado por los marchantes y coleccionistas. Continuó trabajando en sus temas orientalistas y costumbristas y envió sus obras a exposiciones españolas. En 1878, tras un encargo del Senado español, Villegas comenzó a trabajar en temas de historia. A mediados de los años ochenta se centró también en pinturas directamente inspiradas en el arte renacentista italiano, siendo la obra culminante en este estilo "El triunfo de la Dogaressa", pintada en 1892 y expuesta con gran éxito en Berlín. Durante estos años trabajó especialmente en Venecia, ciudad que le ofrecía un escenario inagotable para sus composiciones. En 1898 fue nombrado director de la Academia de Bellas Artes de Roma, en 1901 director del Museo del Prado y en 1903 miembro de la Academia de San Fernando. Actualmente está representado en el Museo del Prado, en los Museos de Bellas Artes de Sevilla y Córdoba, en el Museo de San Telmo de San Sebastián y en la Colección del Banco de España, entre otras importantes instituciones públicas y privadas.

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